Opinión

El amor curvo

Lost in Translation Scarlett Johansson.

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Si Aristóteles fue el filósofo de las diez categorías, Espinosa lo fue de todas las pasiones. No porque las haya definido, que también, sino por ser capaz de organizarlas, antes que nadie, en un sistema: La Ética. 

La Ética no es libro para leer, sino para estudiarlo con pluma en mano. Es geometría. Como el amor curvo. Sospecho que, contra el filósofo hispano holandés, no portugués, se enfrentaría la medicina, igual que lo hizo Hipócrates contra el geometrismo de Platón, pues un cuerpo humano no se puede axiomatizar “more geometrico” y menos sus odios, amores, envidias, codicias, arrepentimientos, etc.

 La evidencia empírica, (no científica como dicen ahora los científicos y los médicos papagayos), el pasado (anamnesis), indicio (semeion) y previsión de lo que puede ocurrir (prognosis) lo tomó la filosofía de la medicina. No en vano Aristóteles, que era hijo de médico, fue el primero en darse cuenta. De aquí su orientación hilemórfica, fusión de materia y forma.

EL AMOR CURVO

Sólo somos, amor, la despedida,

la eterna emigración de nada a nada,

la cita breve, sin ningún mañana,

el dolor que nunca cierra su herida.

La suave luz abandonó tus labios,

no volverá para abrir las ventanas,

no hay mundos mágicos, sólo unas vanas

imágenes turbias y descalabros.

¿Qué haremos con los besos, su consumo

de sabor frutal sin su dicha trémula?

El placer obediente es una férula

con cuerpos sembrados de impávido humo.

Los besos perfectos son contra el tiempo

y los labios para el pulso debido,

mas sólo quedan lugares perdidos,

besos fugaces para el desencuentro.

El abrazo dura en otro reverso,

todos son breves y tan imprecisos,

que buscan lo exacto en los besos lisos,

porque es curvo el amor, no su universo.