Opinión

Curso para tener un perro, pero no para tener un hijo

Imagen de recurso de una familia.

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Leo con verdadero estupor una de las últimas ocurrencias de la ministra Ione Belarra sobre el proyecto de Ley Animal en España, la obligación a partir de ahora de hacer un curso para poder tener un perro. Me parece muy positivo y loable, ya que todo lo que sea generar responsabilidad ciudadana con los animales de compañía siempre es bienvenido. Hace ya 5 años que le regalamos a mis nietas un Bichón Maltés y nadie nos obligó a hacer un curso previamente, que supongo hubiese sido muy efectivo y necesario, ya que tener un perro en casa es una novedad en algunos casos de consecuencias variables. Muchas gracias por esta oportunidad que nos brinda, Sra. Belarra, para tener un perro de forma responsable. La felicito sinceramente.

El problema, Sra. Belarra es que a los políticos de Podemos, Unidas Podemos o como se llame después del proyecto de su “amiga” Yolanda Díaz, y generalmente así ocurre en muchos aspectos de su política, “los árboles no le dejan ver el bosque”. El bosque es el concepto fundamental de la vida, de la familia, de la sociedad, de la política y de sus ciudadanos, y este no lo ven porque no tienen formación intelectual para poder ver ningún bosque, excepto el del obsoleto, antiguo y pasado, del partido comunista y por supuesto el del dinero y la riqueza, para el cual tienen una habilidad “visual” muy especial.

Los árboles en este caso serian los animales de compañía, los perros y el bosque el ser humano, la familia. Es decir, que a mí, como ciudadano, me puede obligar el gobierno a hacer un curso de formación para poder tener un perro, pero todavía no se le ha ocurrido a ningún gobierno, a ninguno y mucho menos al suyo comunista, obligarme a hacer un curso de formación (intensivo y urgente en muchos casos) para tener un hijo. ¿No le parece a usted que un hijo es mucho más importante que un perro?

En mi profesión como ginecólogo he vivido muchos casos de padres irresponsables, sin ninguna preparación y con un futuro muy difícil para sus hijos, que lamentablemente a lo largo de casi 40 años lo he visto confirmado, después. Lógicamente no voy a tratar este delicadísimo tema en este artículo. También este gobierno socialcomunista ha dado varias muestras de su gran sensibilidad “canina” e insensibilidad con respecto a los niños y una prueba de ello, fue el estado de alarma de marzo de 2020, que tuvieron mucho más en cuenta los perros que los niños (igual que usted), a la hora de permitir a padres o adultos paseando perros, pero no niños. O sea, llueve sobre mojado.

Como digo en mi libro Decálogo de Padres a Hijos, sobre la educación a los hijos, totalmente desconocido por haberlo publicado yo mismo y subido a Amazon, ser padres es la única profesión de nuestra sociedad donde primero te dan el título (muy fácil) y luego aprendes (muy difícil). Ya se ha dicho muchas veces que curiosamente para desarrollar el trabajo más importante de nuestras vidas, el de ser padres, no hay escuelas ni universidades, ni máster, para ello. Curiosa sociedad la nuestra, tan adelantada en otros aspectos de la vida, pero tan atrasada en otros. Primero y sin estudiar nada ni pasar ningún examen, nos dan el “título de padres”, al nacer nuestro primer hijo y luego viene la formación y la experiencia. A veces, lamentablemente, si tenemos una mala educación, formación e información, las víctimas son los hijos y se vuelve como un boomerang hacia los padres, de forma injusta y además en el final de sus vidas, pero otras veces totalmente justa y merecida.

Esta responsabilidad de la educación a los hijos es fundamental e ineludible, no podemos renunciar a ella, no podemos dejarla en manos de los docentes del colegio, ya que en ellos recae la responsabilidad de formarlos, pero la educación es fundamentalmente de los padres, y hoy día también, en algunos casos, de los abuelos, por el tiempo que pasan juntos, a veces de forma necesaria.

Creo que lo ideal es que los padres se complementen entre ellos, formen un equipo en lo posible, en relación con la educación de los hijos. No podemos dejar de ser padres. Podemos separarnos o divorciarnos de nuestra esposa o pareja, si los caminos de ambos dejan de ir unidos y se separan a lo largo de la vida, pero no podemos “divorciarnos” de nuestros hijos. Los padres somos padres hasta nuestra muerte y ya sabemos que no hay nada menos interesado que unos padres (sobre todo, una madre) en lo que hacen por un hijo, sin esperar nada, absolutamente nada, a cambio.

Sra. Belarra, ministra de Asuntos Sociales, un árbol: los perros; el bosque: la familia, los hijos. ¿Tan difícil es?