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Madrileños celebrando San Isidro con el traje típico, en una imagen de archivo.

Madrileños celebrando San Isidro con el traje típico, en una imagen de archivo. EFE

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Madrid en primavera primera luz vocablo del día que comienza entre alegría y esperanza. Sonido a voces conjuntadas coro expresivo que toma calles y derrama las aceras. Sol que sale al encuentro de personas hastiadas de cavernas. Sueños despiertos recorren la ciudad y se apropian de las estatuas.

Madrid en primavera primera luz posada en palabras mecidas por el viento que agita árboles y almas al vaivén de olas sin humedad de arenas sin playa y de lluvias sin río.

Madrid en primavera primera luz grito mudo que se asoma a soledad de calles vacías de pájaros verdes y estorninos. Primera luz desconocida que desciende de montañas teñida por la nieve de las cumbres.

Madrid en primavera a la espera del patrono y de la siembra que florece entre trigos con sencillez campesina campechana de pueblos sin importancia y de arroyos que nutren las aguas atrapadas del subsuelo.

Madrid en primavera primera luz lectura de horas levantadas lección ciudadana que desmonta autoridades autoritarias con la naturalidad que le caracteriza en los motines, Esquilache, Dos de Mayo, y que lleva a gala.

Madrid en primavera primera luz lanzada por tabernarios sedientos de libre albedrío que posa el destino en sus manos para disponer y hacer villa de villanos libres.

Madrid en primavera refugio de la razón que resuelve por sí misma sus dislates y libera de ataduras el sentir del sentimiento sin producir equívocos y sin que nadie se apropie de una voluntad que vuela como las aves.

Madrid en primavera primera piedra de papel tirada al rostro de aquellos que ponen en riesgo democracia y décadas de esfuerzos y acuerdos logrados por consenso, y que no desean políticos les arrebaten.

Madrid en primavera solaz salida hacia futuros imaginados, ciudad abierta y asequible a los que llegan, sin importar de donde, sin gentilicios ni etnias, y con idioma largo que la mar océano y tierras lejanas le robaron y que ya no es suyo sino de todos.

Madrid en primavera terreno y tenencia donde manda la mujer y su fortaleza, legado de Castilla y tradición, logra siempre salvar a los hombres.

Madrid en primavera canto y discanto iglesia y ermita del eremita que mora en corazón coraza que trasciende escapa y expande por Europa y América.

Madrid en primavera urbe hermanada con la globalización que mezcla sangres de todos los orígenes. Ciudad castiza caracterizada hoy por el mestizaje y que asume retos de integración.

Madrid en primavera rosal en flor, vergel de lirios amarillos y morados, de violetas y nardos que luchan por captar atención por seducir desde el cromatismo de su verdura.

Madrid en primavera actividad y paz, alegría y encuentro después del tiempo perdido de los afectos. Espacio informal entre cafés y copas se restituyen lazos invisibles que articulan la matriz maternal de las personas.

Madrid en primavera paso y paseo por pinturas y jardines, por arquitecturas y puertas que en tiempos lejanos cerraban la ciudad, y que aún permanecen atrapadas por arbustos simbólicos de su pasado.

Madrid en primavera bastión al viento de la incertidumbre que aborda y aguarda con serenidad un lugar en el futuro cualquiera que el destino le depare.

Madrid en primavera cuerpo desnudo al albur de las miradas, vino denso y dulce torre de cristal que acaricia el cielo e iguala en altura Guadarrama Somosierra lomos alzados que separan de mesetas.

Madrid en primavera trovador de polifonías de siglos que resultan tan modernas, canon escondido vocablo que a todos tranquiliza como puerto de llegada que carece de peaje.

Madrid tarde de toros y colores, de caballeros sin caballo, de ruedas y de ruidos, de ruidos redondos de la rueca leves hilos que atan y unen a Madrid, a un Madrid aún en primavera.