Lo que hemos vivido con el final del estado de alarma con numerosas personas llenando las calles con celebraciones al grito de libertad, en realidad es el desahogo de quienes actúan con irresponsabilidad y egoísmo vano y presuntuoso de quienes tienen una falsa imagen de sí mismos con la realidad distorsionada.
No existe libertad sin salud dañada por las drogas legales e ilegales y una vida desordenada que denota debilidad mental y mala gestión emocional.
Incitar al consumo de sustancias adictivas, es una forma de manipulación y sometimiento de la población, especialmente joven que verá y sufrirá perder su salud y juventud antes de lo deseado.
Negar la realidad al grito de libertad les hace esclavos al servicio de quienes buscan dinero y poder.
La libertad no está en las cañas ni en los bares.
La libertad está en el respeto a uno mismo y a los demás, trabajando, cultivando y cuidando nuestro cuerpo y mente para nuestro beneficio, bienestar, el de nuestro entorno y el de la sociedad.
El progreso y paz social, empieza por la tranquilidad y serenidad personal en pos de un presente y un futuro próspero y con verdadera libertad.