La preocupación mostrada por exmilitares sobre la integridad nacional, puede que diste de la realidad.
Quien lo vive en primera persona, tanto en Euskadi como en Cataluña, sabe que existe una mayoría que nunca apoyará la independencia de ambos territorios, más allá de resultados electorales que confunden al resto de españoles que desconocen la realidad social existente en ambas comunidades.
Esto no significa que no haya un fuerte sentimiento nacionalista e independentista.
Vox y lo que hay detrás, puede que sea el camino más corto y doloroso para la independencia de Euskadi y Cataluña, esto lo sabe cualquiera que tenga un conocimiento real de la situación más allá de lo que informen determinados medios.
No se conseguirá nada positivo con mano dura, como quedó demostrado durante la dictadura franquista, en la que 40 años sin libertad, solo afianzó al nacionalismo y al independentismo haciéndoles más fuertes y difíciles de vencer, como ha quedado demostrado.
El único camino posible y realista es integrar al que no piensa igual, para vencer en las urnas al nacionalismo y al independentismo que parecen lo mismo pero que no lo son en muchos casos.
La violencia, el odio y la xenofobia son caminos que llevan a la destrucción propia de las dictaduras de cualquier color.