Era una trampa. La petición de que el Rey no fuera por medidas de seguridad, era una trampa a ver si el Rey “picaba”, e iba a Barcelona a la promoción de jueces. Leamos las palabras de Garzón: “La posición de una monarquía hereditaria que maniobra contra el Gobierno democráticamente elegido, incumpliendo de ese modo la Constitución que impone su neutralidad, mientras es aplaudida por la extrema derecha es sencillamente insostenible”.
Parece una frase ya preparada de antemano para la situación en la que el Rey no haría caso de la petición del Gobierno, e iría al evento. En esa frase, supone que el Rey actúa de manera diferente a la sugerida por el Gobierno. Que en ese caso, su decisión no sería neutral (cuando lo que ha demostrado es que sí ha sido neutral). Y de que lo que llaman extrema derecha (a veces es un partido, otras 2 e incluso 3) se manifiesta a favor de esa decisión del Rey de ir.
Pero el Rey no ha caído en esta trampa.
Y hay otro mensaje más en esta situación: que el Rey y los españoles sepamos que este gobierno no es capaz de proteger al Rey y garantizar su seguridad. Si le sucede algo, ha sido porque el Rey es un irresponsable. Ha de permanecer oculto… asustado. Y así dar la sensación a los ciudadanos, que el gobierno es más fuerte que el Rey. Es la típica manipulación dictatorial de usar el miedo para lograr sus objetivos, que poco a poco vivamos atemorizados y que por eso, aprendamos a confiar en la palabra del órgano de propaganda del partido. Y volvernos cada vez más dóciles.
Este juego de la extrema izquierda (que a veces es un partido UP, otras los 2 y otras 1 y medio si quitamos a un sector del PSOE) se convierte cada vez más en algo indecente, sucio y mafioso.