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Guerra Cultural

Inés Arrimadas explicando su propuesta de gobernabilidad entre el PSOE, PP y Cs.

Inés Arrimadas explicando su propuesta de gobernabilidad entre el PSOE, PP y Cs. EFE

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Durante varias décadas las extremas izquierdas y las extremas derechas han realizado una guerra cultural a los demócratas de las diferentes familias de la democracia, con el objetivo de que creciera un complejo de inferioridad frente a ellos.

Estos complejos se han ido alumbrando a la adopción de posiciones de los extremos que legitimaban estos discursos, un ejemplo de ello es Sarkozy al asumir la tesis de la extrema derecha Lepeniana en diferentes materias o, por ejemplo, más recientemente a las ideas de Pedro Sánchez de asumir las posiciones de la extrema izquierda podemitas en nuestro territorio.

Uno de los objetivos de los demócratas cristianos (PP), los socialdemócratas (PSOE) o los liberales (Cs) es que deben de ser un dique de contención contra los extremismos, sean del signo que sean. Porque, si el discurso legitimado de los extremismos se cuela en los poderes ejecutivos, eso dará alas a esos extremismos.

Eso mismo se vio en la República de Weimar cuando los democristianos dieron alas al Nacional Socialismo frente al comunismo o esto mismo pasó en Venezuela cuando el líder de la socialdemocracia venezolana dio legitimidad con un perdón público a Hugo Chávez por el Golpe de estado del 1993. En el libro Cómo mueren las democracias se explican muy bien estas políticas de asumir legitimad en base a la parasitación intelectual por parte de los extremos de las posiciones de los partidos demócratas.

Por eso valoro tanto la vía 221 de Inés Arrimadas, porque es una manera de realizar una contra ofensiva cultural política a los extremismos y nacionalismos y anular así, a estos extremos en su intento de obtener legitimidad. Ciudadanos ha conseguido que ningún populismo tenga poder ejecutivo en sus gobiernos.

La próxima guerra cultural no será de la izquierda contra la derecha y viceversa, será de extremismo contra moderación. De totalitarios contra demócratas, de reacción autoritaria frente a la diversidad ideológica. De dictadura frente a democracia.

Si perdemos esta guerra, el mundo que nos advertía George Orwell en su novela 1984, será más real: la muerte de la creatividad individual en aras del control de las oligarquías autoritarias.