Estos días el mundo, al que llega las extravagancias del presidente Trump, nos reímos de sus propuestas acerca de cómo combatir el COVID-19, así hace referencia a científicos de reconocido prestigio, acerca del uso de desinfectantes para combatirlo, que demuestra su más absoluta incultura y en manos de quién está Estados Unidos, y por ende, el mundo.
Es la risa mundial, en concreto la risa de los españoles también. Así, su inoperancia da valor a las decisiones que toma nuestro gobierno como sensatas y eficaces. Soy un ciudadano de Madrid, creo nunca es el momento por parte de nadie, debiéramos en estos momentos de estar todos unidos, no solo a la hora de los aplausos o las caceroladas; de usar la propia muerte producida en las residencias de ancianos como excusa para evadir la gran responsabilidad, la inoperancia, el mal hacer del manejo de esta crisis en sus inicios, que desafortunadamente tenemos que seguir sufriendo a ritmo de toque de trompeta, por un gobierno que divide a la sociedad, que no sabe ni puede escuchar -hablemos de poder- a la oposición.
Si risa produce el desinfectante de Trump, más aún la manera en que este gobierno, no se sabe bien dirigido por quién, si por Pablo Iglesias o por Pedro Sánchez desinfectan responsabilidades, con palabras vacuas, en la propia muerte de ancianos en Madrid.
Países, ciertamente insolidarios como Alemania, las han visto venir desde la información por parte de China de la existencia de este virus, información que, no debemos perder de vista, está sujeta a un estado comunista, del que desgraciadamente dependemos el resto del mundo en lo económico y ahora también en la ayuda humanitaria y el engaño de sus empresas en la venta de material inservible y de mala calidad.
Desgraciadamente, hay un intento evidente de abuso de poder, amparado por el estado de alarma, que está de manera irrisoria intentado cambiar el sistema de libre mercado en el que fluye la economía en España, por ser un país liberal en todos los términos económicos, referente a la generación de empleo y riqueza. Harían bien estos compungidos vicepresidentes soltando lágrimas en su acceso al poder, en permitir el duelo y la lágrima por la muerte de personas, no de números. Harían bien estos compungidos gobernantes, en el tono del discurso de la demagogia, en la toma de decisiones certeras, sin marcha atrás, que lleve a España hacia delante.
Es el momento de pensar en la salud, todos los españoles hemos hecho sacrificios todo este tiempo del estado de alarma, pero no dejar de lado lo que da de comer, que justamente es la activación de la economía de manera escalonada para poner en una balanza ambas cosas, con decisiones valientes y necesarias, viendo su viabilidad de manera conjunta por derecha e izquierda, valorando contraopiniones. Si solo se tiene en cuenta las propias decisiones, sin escuchar si quiera, o riéndose de ellas, las propuestas de la oposición estamos, en el fondo gobernados por figuras histriónicas de pelos negros y bien peinadas.