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Un gobierno desbordado por la crisis del coronavirus

Pedro Sánchez.

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Soy médico de urgencias extrahospitalarias de la Comunidad de Madrid, por lo que, hasta que me infecté, estuve trabajando en primera línea de fuego frente al Covid-19.

En mi opinión el Gobierno de Pedro Sánchez y su gabinete de crisis, en primer lugar, comenzaron a actuar demasiado tarde, debido fundamentalmente a que antepusieron su agenda ideológica al interés general y a la salud de los ciudadanos.

Así, en contra de los comunicados de alerta de la OMS, en contra del informe de expertos en sanidad de la Unión Europea, en contra de los propios datos que de la expansión de la epidemia en España ya tenían en sus manos y, más aún, cuando países como Italia, Francia o Alemania, entre otros, ya habían prohibido la realización de eventos multitudinarios y cuando 66 millones de chinos se hallaban confinados en sus domicilios, este gobierno no solo permitió, sino que incluso alentó las múltiples manifestaciones del 8 de marzo.

Para que nos hagamos una idea de su magnitud baste decir que sólo la realizada en Madrid concentró a 120.000 personas. Evidentemente estas concentraciones resultaron ser bombas de relojería que, por supuesto, acabaron estallando, como demuestra la posterior evolución de la epidemia en España.

Durante la semana siguiente al 8-M el gobierno permaneció sumido en la parálisis más absoluta, hasta que, de repente, decretó el estado de alarma. A partir de este momento actuó sin criterio alguno, sin una hoja de ruta clara, con una absoluta falta de rigor y a golpe de improvisaciones. Así, a día de hoy, todavía no se ha realizado el número de test necesarios para conocer la seroprevalencia de la epidemia y con ello poder luchar más eficazmente contra la misma, asimismo, el personal sanitario no ha contado ni cuenta con los equipos de protección individual imprescindibles para trabajar en unas condiciones mínimamente seguras y, en fin, la escasez de ventiladores ha dificultado enormemente la atención a pacientes graves.

El resultado de todo ello ha sido que España es el país del mundo con mayor número de infectados por millón de habitantes, con mayor número de muertos por millón de habitantes y con el porcentaje más alto de personal sanitario infectado.

En función de todo lo expuesto, solo cabe concluir que la gestión de la epidemia del coronavirus por parte del gobierno de Pedro Sánchez ha sido nefasta, viniendo ello ha demostrar, por la vía de los hechos, que este gobierno estaba diseñado y preparado para la confrontación, pero no para solucionar los problemas de los españoles.