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Un triste Domingo de Resurrección

Natural de Morante de la Puebla de Sevilla. /Efe

Natural de Morante de la Puebla de Sevilla. /Efe

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Este año 2020 quedará sin duda en la memoria de todos los que somos aficionados a este Arte del Toreo. Por desgracia la situación que nos está tocando vivir a todos los españoles es trágica. El COVID-19 ha infectado nuestras vidas y está causando muchas muertes. Nos está dejando sin poder realizar nuestras ferias, viviendo de una manera muy distinta a como estamos acostumbrados, nuestra Semana Santa.

La suspensión de los festejos de la Feria de Abril y algo más cercano del magnífico cartel del Domingo de Resurrección, está tiñendo nuestras vidas de una melancolía inesperada, un Domingo de Resurrección sin toros en Sevilla, qué tristeza. Tantas emociones vividas ese día, comienza la temporada taurina en Sevilla, la gente se viste de estreno para ir a los toros y nuestro Padre Jesús ha resucitado, nos guarda a todos desde el cielo y por supuesto se queda para ver los toros.

Este día, uno de los más especiales del año, tantas sensaciones vividas en la plaza, debemos recordar que se cumplen cinco años de cuando un Domingo de Resurrección en Sevilla Juan Antonio Ruiz Espartaco, uno de los más grandes del toreo, sin duda, se cortó la coleta, obteniendo dos orejas. Los que lo presenciamos en la plaza salimos felices, llenos de vida, emocionados, acompañamos al torero a hombros hasta el Hotel Colón.

La terna de este año no se quedaba atrás, sin duda, la presencia del fenómeno de la Puebla, José Antonio Morante, de Alejandro Talavante que reaparecía después de un año sabático, y del bastón de mando del toreo, el gran Andrés Roca Rey.

Me gustaría comparar, y que me perdonen los curristas, las magníficas faenas de Morante y de Curro Romero los Domingos de Resurrección. Si bien muchos no se acuerdan de aquel Domingo yo se lo recuerdo, el Faraón de Camas pegó un ramillete de verónicas y una media ceñida en la boca de riego, ante un toro de Urquijo que dejó a los aficionados con ganas de más.

También cabe destacar hace cuatro años una tarde en la que Morante ante toros de Cuvillo, toreó francamente bien de capote, incluso luciéndose con unos quites de los que no nos tiene acostumbrados, dejando su huella que es una mezcla de esa escuela sevillana y trianera que combatían en época de Belmonte y del pequeño de los Gallos, Joselito.

Con estos recuerdos nos quedamos este Domingo. Es una pena que no lo podamos vivir en la plaza, pero lo rememoramos desde el corazón, esperando impaciente que todo esto termine y volvamos a ver toros.