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Congreso de los Diputados

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El día 3 pasado se constituyó la XIV Legislatura de nuestra historia democrática. Yo mismo tuve el tremendo honor de formar parte del Congreso de los Diputados.

La jornada vino marcada por la presencia como en la anterior legislatura de un Presidente de la mesa de edad llamado Agustín Zamarrón. Un Diputado que bajo su apariencia “ValleInclanesca” o de Druida galo, otorgaba un halo protocolario que parecía transcender al tiempo. Quizás iluminado por la irreverencia que genera la edad y dotado de una educación y prosa acorde con la entidad moral, estética y de excelencia de la Cámara, Zamarrón pidió perdón en nombre de todos los que no estuvimos a la altura en la anterior legislatura, el primero de ellos, el Presidente en Funciones.

Más allá de lo entrañable del director de orquesta, los allí presentes vivimos situaciones que muestran que España no está para pruebas. Como siempre, la composición de la Mesa del Congreso ofreció una lectura clara de lo que nos espera.

Los socialistas se aseguraron la Presidencia y Vicepresidencia Primera y otorgaron 3 puestos de los 9 que tiene a Unidas Podemos, dos a Vox y dos al PP. Sí, dos a Vox, y es que para que haya un Batman tiene que haber un joker.

Lo curioso fue la jugada de Vox, que mientras podía haber otorgado un puesto en la misma a Ciudadanos, prefirió que saliera elegido Gerardo Pisarello, Diputado de En Comú Podem, el Podemos catalán manifiestamente afín al independentismo. Y luego, cómicamente, los de Vox juraron con un aire marcial manifiestamente prefabricado y sobreactuado con una fórmula que ni ellos se creen: “por España”.

Señor Abascal, viendo que el sentido común no abunda en su bancada, piense y contéstese esta pregunta: ¿mereció la pena alinearse con la mano derecha de Colau para acallar la voz de un partido que ha luchado, lucha y luchará por la integridad territorial de España?

¿Por España? No señores míos, por mantener ese océano de ciencia con medio milímetro de profundidad en la que basan toda su política, igual que las subvenciones que tanto odian y los muchosmil euros que cobró Abascal por estar, (presente o no), en un chiringuito del PP.

Después vimos el show de la jura o promesa, que ya se ha convertido en un espectáculo cuasi cómico en el que cada hijo de vecino suelta su viñeta sin que la Presidencia guarde ni haga guardar la seriedad, importancia y protocolo que debe regir en la formación de la principal Cámara legislativa de nuestro país. Indignante.

Y hablando de radicales, el PSOE va a gobernar a buen seguro con Podemos y una amalgama de partidos nacionalistas, todo apunta a ello. Una amalgama como digo indeterminada en su composición, pero muy determinada en sus objetivos que pasan por lo ya visto en Cataluña, es decir, destruir la integridad territorial y prefabricar lo que llevan décadas creando: adoctrinamiento, odio y enfrentamiento.

Con 1, 10 o 100 Ciudadanos va a hacer lo que ningún partido va a hacer en esa Cámara: ser la voz de la moderación, de las políticas que garanticen nuestra integridad territorial y el futuro de nuestros hijos.