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A medias

Concentración de los CDR contra la visita de la Casa Real a Barcelona.

Concentración de los CDR contra la visita de la Casa Real a Barcelona. EFE

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La delincuencia es una de las lacras de cualquier sociedad avanzada. Sus individuos campan a sus anchas cuando el estado deja sin cumplir sus obligaciones por completo. El problema debe atajarse de raíz para evitar caer de nuevo en sus actos delictivos. Ellos, los delincuentes, se aprovechan de todos los resquicios de la ley.

El gobierno tiene el monopolio del empleo de la violencia para garantizar el cumplimiento de la ley, si llegara el caso. Esa palabra de tres letras "ley", que se cumple en 46 provincias, 2 ciudades autónomas, pero está en suspenso en las 4 que restan para completar nuestro país. En la sociedad de las comunicaciones, donde nos llegan noticias en cada momento de cualquier punto del planeta, incluyendo nuestro propio barrio, cada persona sabe qué momento tan duro y triste vive este hermoso país llamado España.

La deriva del gobierno socialista —actualmente en funciones—, junto con "populares" y "ciudadanos", mantienen el golpe de estado en Cataluña con su inacción. Los golpistas siguen sus pasos de manera continua desde hace más de dos años. Se juzgó una rebelión con todas las pruebas de la instrucción. Hechos e imágenes, declaraciones y pruebas testificales se conjugaron en un basto vaso mezclador, donde se "alumbró" una sentencia muy similar a los deseos de un partido, al parecer nacional, en el poder ejecutivo "en funciones".

Los condenados disfrutan de una restricción mínima de libertad. Según se publica a diario, reciben visitas, atenciones, llamadas, comidas o un régimen lleno de privilegios en los establecimientos penitenciarios de Cataluña. La penúltima acción ha sido la posibilidad de establecer una video conferencia con uno de los evadidos de la justicia: Carlos Puigdemont.

El ministro del interior envió a los agentes de la Unidad de Intervención Policial para ayudar a los Mozos De Escuadra. Estos últimos tienen la competencia en materias de seguridad ciudadana de manera delegada. Es más, es el ministerio del interior quien transfiere el sueldo para sus agentes. Algunos de ellos tienen una actitud laxa frente a los delincuentes, sin recibir la instrucción de expediente por falta disciplinaria, cuando no delito.

Se han visto imágenes de violencia, destrozos, desórdenes con más o menos intensidad, que a punto estuvo de llevarse la vida de un agente del Cuerpo Nacional de Policía. Aquella "línea azul" formada por quince agentes, quince valientes, frente a miles de delincuentes, nos heló la sangre a sus familiares, amigos, compañeros y hermanos. Ni fue la primera ni la última: piedras, fuego, incluso artefactos pirotécnicos para intentar derribar un helicóptero, continuaron durante una semana en Barcelona.

CDR, Tsunami Democràtic, Arran y diversas organizaciones, algunas de ellas subvencionadas por el poder público autonómico tienen restringidos los derechos de los ciudadanos a la libre circulación a determinadas horas; sea por carreteras, infraestructuras de tren o avión, los ciudadanos no podemos ejercer nuestra libertad por el consentimiento del ministerio del interior a esas sabandijas de delincuentes.

Son ya más de veinte días realizando actos de violencia, unas veces con mayor, otras con menor intensidad. Una de ellas contó con la presencia y compartiendo la marcha a pie en una autopista —me suena que la circulación de peatones está prohibida en esas vías con sanción económica correspondiente— el presidente de la Generalidad de Cataluña, Joaquín Torra. Este individuo es el más alto representante de España en aquella comunidad autónoma; ese fulano se convirtió en un presunto delincuente más que arrebata derechos a trabajadores y ciudadanos.

Mientras Marlaska, ministro de Interior, se va de cena en Madrid, protegido por diez personas, sus agentes reciben agresiones con adoquines. En tanto se "zumba" un mojito de postre —estando de "guardia" y en medio de uno de los conflictos más graves de la historia de la democracia—, uno de los subordinados recibe una pedrada en el casco: es evacuado a la UCI de un hospital con gravísimos problemas en las vértebras y complicaciones en los pulmones. El presidente de nuestro país utiliza a los GRS de la Guardia Civil para su "paseíto" por la Barcelona donde reinan los disturbios.

Los golpistas cercaron el lugar donde se celebraba la entrega de los premios "Princesa de Gerona". De manera violenta y maleducada acosaron a algunos invitados. Unos cuantos se dieron la vuelta, cesando en sus intenciones de acceder al recinto. ¿Y los Mozos de Escuadra? Perfectamente formados, reforzando la entrada a todos aquellos que lograran traspasar las "líneas amarillas", recibiendo golpes, escupitajos e insultos.

España precisa un gobierno que cumpla y haga cumplir la ley hasta sus últimas consecuencias, en vez de estos "miramelindos" que gustan de dejar todo "a medias", excepto cuando ponen en juego su propio culo.