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Nacionalismo y separatismo, ósmosis letal

Oriol Junqueras saluda a Pedro Sánchez en el Congreso.

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Democracia agujereada es aquella en la que da miedo aplicar la Ley.

Una Democracia que se destiñe con el paso del tiempo puede autodefinirse como usurpadora del concepto democrático.

Una Democracia que consiente la metástasis cancerígena autodestructiva de sí misma es una Democracia enfermiza con genes mutilados.

Permitir, por cauces distintos de los contemplados constitucionalmente, el simple intento de dividir un Estado, sin una reacción firme y contundente, define la pobreza democrática de toda una sociedad. 

Todo enfrentamiento nacionalista, engendrado en las cavernas oligárquicas más elitistas, hace confluir, absurdamente, como afluentes sin personalidad, a generaciones apátridas originarias de diferentes latitudes, que, cobardemente, reniegan de sus genes, de sus costumbres y de sus tierras.

El nacionalismo separatista, si fuera puro, lo primero que haría es una limpieza étnica de sus propios habitantes; como no es puro, sino interesado, es aprovechado, utilizando la inmigración como “capital votante” con derecho a la autodeterminación.

El absurdo democrático, que por desgracia vivimos en España,  es ese que cree estar por encima del bien y del mal, que piensa que con él no va nada, que el tiempo todo lo arregla... Y eso en cualquier libro de ciencia política se llama cobardía... Engendro de separatismos... Origen de muchos males por muchos ya conocidos.

Mucha España, hoy, se seca las lágrimas del bochorno al ver cómo, aquí, se alimenta el separatismo con el dinero de todos... Se abren las puertas de las altas instituciones del Estado a quienes, retorciendo la Ley, viven de lo que están condenando y traicionando.

España, debe recordar, que hace años, en los albores de la transición, por mucho menos, por querer cambiar, simplemente, un modelo de gobierno, se condenó a determinada persona a muchos, muchos años de cárcel.... Sin indultos.

En Democracia no vale “soñar” y pensar que “el cielo es mi tierra”, la que, por cierto, enriqueció el sudor de los demás... No... No... En Democracia lo que vale es el respeto a la Ley y a lo que es su origen, la Constitución.