Blog del suscriptor

El cambio y los nuevos 'tiemvox'

Cayetana Álvarez de Toledo sufre un escrache en la Universidad Autònoma de Barcelona.

Cayetana Álvarez de Toledo sufre un escrache en la Universidad Autònoma de Barcelona.

  1. Blog del suscriptor
  2. Opinión

A la luz del S.XXI, resulta llamativo el nivel de movilización que ha tenido y tiene la izquierda española pro-separatista. Nací en 1980 y he tenido, por así decirlo, una infancia socialista. Por aquella década D. Felipe González era la pera limonera, la izquierda española del progreso y del futuro, o por lo menos así se vendió.

Bien es cierto que el franquismo como forma de Estado había sucumbido tras la muerte del propio Franco (viendo la izquierda de hoy día, no me explico cómo el régimen duró tanto), todo el mundo sabía bien cómo era aquel régimen personalísimo, así como tenían una clara y definida idea de lo que era el nazismo y el fascismo.

Con el paso de los años, vivimos la llegada de los JJOO, la Expo '92, la llegada del Sr. Aznar, la manga ancha en competencias autonómicas, autogestión de la educación, el café para todos, la bonanza económica, la crisis y finalmente el hoy, no el mañana, sino el hoy como subproducto, y digo subproducto como un casi producto de todo lo que pudo haber sido y no fue.

Este subproducto de sociedad que hemos construido, donde según el lugar de nacimiento en la madre patria tienes unos derechos y no otros, o unas obligaciones y no otras, está cada vez, como buen subproducto, más alejado de la realidad. Sin sentido ni juicio crítico aceptamos líneas de pensamiento sin pararnos a pensar si hemos tenido oportunidad de contrastar la información que nos llega, si somos tan imbéciles de repetir aquello que nos dicen, o simplemente tan cómodos de repetirlo sin más por pura pereza intelectual.

Los que intentamos comparar épocas y realidades vemos cómo el grupo de políticos que salió del Gobierno andaluz de izquierdas “escrachea” la toma de posesión legal y legítima del nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía, es decir, moviliza a la izquierda por no saber perder.

Doblamos el mapa y vemos que, en el norte de España, se pasa del “escrache” a la intimidación en el propio domicilio (esto no es nazismo, se llama libertad de expresión de izquierdas), en los negocios, en las carpas de otras formaciones políticas, en universidades, y llegando por fin a la agresión física del que no piensa como tú (tienes todo el derecho, para eso eres de izquierdas, y no como esos violentos fascistas de derechas).

Al final, uno que es reflexivo piensa… “Si el franquismo, el nazismo y el fascismo son la imposición de un ideario político por el uso de la violencia… y los partidos etiquetados de derechas no usan la violencia para publicitar su ideario… ver como los salvadores de las libertades, autodenominados de izquierdas, sí la usan de forma sistemática… pues… resulta que… todo lo que viene de izquierdas es simplemente mentira”. Todavía, y reconozco que me esfuerzo, no he visto a nadie de Vox hacer un escrache, limitar el acceso en una universidad a una conferencia, no los he visto ir a los domicilios de los que no piensan como ellos a insultarlos, ni a sus negocios, ni a señalar a sus familiares por redes sociales.

Ésta mal llamada extrema derecha, no es más que el sentido común de miles de españoles transformada en un partido político, y con el firme convencimiento que una España mejor es posible. En estos tiempos quienes acusan a otros de fascismo son los verdaderos fascistas, porque imponen mediante la intimidación y la violencia una forma política única y determinada, y no toleran el respeto mutuo entre aquellos que tienen visiones políticas diferentes, el fascismo en este siglo, ha cambiado de bando.