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Nuestros héroes vs Vox

Migrantes en el puerto de Tarifa (Cádiz) tras ser rescatados por Salvamento Marítimo en el Estrecho de Gibraltar.

Migrantes en el puerto de Tarifa (Cádiz) tras ser rescatados por Salvamento Marítimo en el Estrecho de Gibraltar.

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Esta semana me subí por primera vez en mi vida a una tribuna en una Cámara de representación legislativa. En el Parlamento Andaluz, en mi casa, en la de todos los andaluces. 

Nervioso, ilusionado y responsabilizado tenía un mensaje muy claro que quiero repetir en estas líneas, seguramente con más solvencia aquí.

Soy andaluz de adopción, manchego de nacimiento, padre amantísimo, un enamorado del derecho, de Ciudadanos y eternamente Policía Nacional. 

Todos y cada uno de esos hechos, si son cuestionados o amenazados, chocarán con la más absoluta y férrea defensa por mi parte. Ese es mi suelo, mi aire y mi cielo. Es lo que libremente he elegido y lo que me va a acompañar lo mucho o poco que dure mi vida. 

En esa tribuna minutos antes de mi intervención tuve que escuchar a un representante de Vox cuestionar con crueldad la labor de Salvamento Marítimo. Se les llamó “taxis de las mafias de inmigración irregular” y otras lindezas que me repugna repetir. 

Yo, que como otros tantísimos compañeros nos hemos enfrentado a este drama humano y que hemos trabajado con las tripulaciones de estos buques de la vida, no puedo ni imaginar lo que deben sentir al oír esto. Allí estaban, tres representantes de Salvamento Marítimo venidos de toda España para escucharnos a todos. 

Cartagena, 2012, aviso de la Sala del 091 a todos los patrulleros de la Comisaría Local de Cartagena por la llegada inminente de una patera con cientos de personas en desconocidas condiciones. Todos para el puerto. 

Llega el buque de salvamento marítimo, ese barco naranja que trae vida. Bajan primero mujeres y niños, muy pequeños, llorando, se abrazan a las trabajadoras de Cruz Roja, los tripulantes del barco vienen agotados, algunos mojados por recoger a las personas que caen a la mar, uno de ellos llora porque le han dicho que alguno se ha perdido en la mar, pero aún no lo sabe a ciencia cierta.

Muchos vienen quemados, y temblando no sé si más de miedo que de frío. Un compañero me dice: “Pablo tío, pon cara amable que tienen mucho miedo”. Lo intento, pero no puedo. 

A Comisaría con muchos de ellos. Una chica de Cruz Roja me pide por favor que les tratemos bien, que no tienen culpa de nada. Por supuesto, le contesto. 

Ahí comienza el rosario de identificaciones y traslados a los centros de internamiento y esa marea burocrática administrativa que convierte en números a las víctimas de esta lacra. 

Putas mafias, asco de seres que se lucran engañando, amenazando, extorsionando a estas personas que sólo huyen a lo desconocido persiguiendo una cosa: vivir dignamente. Ese es el disparo de francotirador que la democracia tiene que ejecutar, las mafias. 

Un representante político, y por lo tanto de la sociedad o un sector de la misma, debe ser consciente de que cada una de sus palabras tiene su reflejo en la vida de los ciudadanos

No y mil veces no, señores de Vox, su populismo de tres al cuarto no puede llegar a cuestionar a quienes salvan vidas a riesgo de las suyas. 

Ustedes, que se rasgan las vestiduras defendiendo los derechos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, dejan ver en este asunto un hedor a intolerancia y absolutismo que me repugna y asusta en igual medida. 

Y si eso fuera poco, pretenden poner a disposición de la ciudadanía armas de fuego. Imaginen lo que ello pudiera suponer para quienes patrullan las calles, los pueblos, los campos de este país. Incluso para la ciudadanía. No lo permitiremos, jamás. 

Mientras tenga capacidad de representación pública lucharé contra quienes provocan dolor y quienes pretenden aprovecharlo en beneficio propio se llamen como se llamen.