La España que se ha concentrado en la Plaza Colón de Madrid el domingo no era "la España en blanco y negro". Al contrario. Era una España en rojo y gualda. Tampoco era "la España de las derechas". ¿Por qué la izquierda no podría anhelar una España fuerte y unida? La derecha no tiene el monopolio ni del patriotismo ni del amor a su país.
Si algo hay que agradecerles a los independentistas es que han conseguido despertar a un pueblo que hasta hace poco sacaba a la calle la enseña española exclusivamente en los grandes acontecimientos deportivos. Tan sólo unos años atrás habría sido impensable ver tantas banderas en la calle u oír a la gente gritar "viva España" sin temor a que se les tachara de "fachas". Gracias a los que se pasan el día denigrando la unidad de España y a la mayoría de los Españoles que creen en ella, se ha producido un efecto rebote: ha emergido una autentica marea roja y gualda que ya no se va a secar. Ser español está dejando de ser un estigma deshonroso.
Por mucho que los medios considerados "progres" se empeñen en convencernos de que a esa concentración sólo ha acudido la derecha más "carca", la caja de Pandora se ha abierto para los que viven -y muy bien- de dividir España. La España de los balcones ha salido en masa a la calle para defender la unidad, la dignidad del pueblo y reclamar la convocatoria de las elecciones que había prometido Pedro Sánchez.
La pelota está ahora en el tejado de Pablo Casado y Albert Rivera. Es muy probable que el jefe del Gobierno no se apresure a convocar elecciones y que intente aguantar el tipo hasta el 2020. Podría ser necesaria una moción de censura antes de las elecciones municipales de mayo. Seria la única manera de que los socialistas que tanto critican al Sr. Sánchez por detrás se retratasen de verdad.
¿Acaso no se están quejando algunos barones del PSOE de que estos presupuestos se olvidan de Extremadura, Aragón o Castilla la Mancha? Es la oportunidad de que los diputados se mojen y demuestren que son la voz del pueblo y que de verdad representan a sus ciudadanos y no sólo a la persona que confecciona las listas electorales. Es tiempo de que cesen tantas palabras vacuas y hablen las urnas. Por sus obras los conoceréis.