Inmigración e independentismo son las dos piedras angulares en las que se sustenta la extrema derecha, que ve su oportunidad de retornar al poder, por el miedo que despierta ambas situaciones que pueden cambiar España para siempre.
La gasolina arde para regocijo de aquellos que ven en la democracia, un peligro que hace posible que las clases dominadas, puedan tener acceso a la cultura, educación, sanidad universal, a un bienestar social que a ellos les chirría porque se creen superiores.
Precisamente la clase reaccionaria se sirve de clases obreras y medias que aspiran a una vida mejor. Realmente, se aspira a una vida mejor cuando somos conscientes de que el destino está en nuestras manos y no en la de un líder fuerte que nos dirija la vida en todos los aspectos.
Seguro que la derecha gobernará en breve España, aunque cabe la posibilidad de que Pedro Sánchez, una vez perdidas las elecciones, sea destituido en el PSOE que mejor retorne al centro y a la socialdemocracia para formar una coalición PP, C's y PSOE, que sería lo más aconsejable, equilibrado, y próspero para España.
Si hace muchos años, se hubiese realizado un referéndum en Euskadi y Cataluña, el resultado hubiese sido a favor de permanecer en España, sin embargo, los políticos españoles, no fueron hábiles y ahora existe un problema que ha ido creciendo poco a poco hasta dimensiones capaces de destruir el actual sistema.
Probablemente se aplique de nuevo el 155 mas el 116, que habla del estado de excepción, y de sitio.
No ocurrirá la soñada guerra por algunos, y sí, un enfrentamiento largo y doloroso que ya está aquí, y terminará hartando y levantando a todos los que están en contra del independentismo y que ahora mismo viven sometidos y casi en silencio a la espera de una solución.