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El Gran Dictador

Radiografía de Vox: la llave de la derecha en Andalucía

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Nos espera un intenso 2019, en el que la incertidumbre política y la posibilidad de un Gobierno de derechas a través de un tripartito que evidenciaría una mayoría con una derecha dividida y que alcanzaría el gobierno, tras unas elecciones con elevada abstención.

La izquierda ha abandonado el centro, dejándose arrastrar por la incertidumbre política, al igual que la extrema derecha, apelando a la necesidad de parar el cambio y la propia evolución de la sociedad, precisamente, prometiendo mantener tradiciones que desaparecerán con el tiempo, solo es cuestión de evolución mental.

En el mundo actual, en la España de hoy en día, existen cuatro clases de mentalidad:

- Las personas que tienen una mentalidad del pleistoceno.

- Las personas que viven en los siglos XIX y XX.

- Las personas que no tienen miedo al cambio social y tecnológico.

- Un grupo de personas que están más evolucionadas que todas las anteriores.

Lo que realmente mueve al votante de extrema derecha, a soñar con un pasado feliz, es el miedo al cambio tecnológico y social que es imparable y que los partidos de extrema derecha, no van a parar, porque prometen que nada cambiará, envuelto en una triste ilusión, motivada por la sed de venganza.

Ésa España viva tiene un límite, como lo tuvo Podemos. Los primeros frenos los tendrán desde los propios partidos de derechas, y el mayor de todos, el de una sociedad que cambia y evoluciona frente a la involución disfrazada de “libertad”.

Precisamente, el votante de extrema derecha tiene miedo a la libertad, a la capacidad de ser responsable de sus actos sin depender de un Gran Dictador que esconda una nefasta gestión, en la que todos sin excepción, se verán perjudicados.

Todo tiene un auge y un retroceso, un principio y un final, un límite y, eso es así para todas las cosas del Universo.