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Un paso más hacia la extinción

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En la naturaleza, durante millones de años, para tener sexo el macho siempre ha sido el que se lo ha tenido que currar, perseguir a las hembras, pelarse con otros machos que también quieren copular y luego está el inmenso trabajo de mantener el harén atendido. En cambio, las hembras lo tienen fácil, son conscientes de que todos los machos quieren tener sexo con ellas, por lo que basta con aguardar al mejor, sabiendo que, a malas, nunca faltará alguno que esté disponible. Y claro, millones de años de evolución, que han dado forma a las relaciones sexuales en el mundo natural, están incrustados en los genes del homo sapiens.

Hay que reconocerlo, para un hombre, echar un polvo nunca fue fácil. Llamadas, mensajes, invitaciones, cortejo, seducción, regalos, aguantar a las amigas, invertir e invertir tiempo y dinero, para finalmente tener elevadas posibilidades de que "te hagan la cobra". Maldita evolución.

Hasta ahora, a pesar de los pesares, los hombres hemos aceptado nuestro rol evolutivo, y hemos desplegado toda suerte de estrategias para intentar acabar teniendo sexo con una mujer. Pero esos días de heroica y abnegada conquista tocan a su fin. 

Aunque ya se venía intuyendo que el homo sapiens varón heterosexual era una especie perseguida a la que se ha arrinconado socialmente, otorgándole menos derechos que a las mujeres, y dándole mucha menos "visibilidad" que a otras opciones sexuales. El paso dado por el Tribunal Supremo dictando que "cualquier tocamiento no consentido es un abuso sexual" pone al macho sapiens al borde de la extinción.

Ahora resulta, que a la ya dificultosa empresa de intentar echar un polvo, se añade el más que evidente peligro, de que en el juego de la seducción, el macho sapiens evalúe mal la situación y pueda acabar hasta dos años en la trena.

Y yo me pregunto: ¿Qué es un tocamiento no consentido en una relación de flirteo? ¿Quién y cómo se establece el límite de lo consentido? ¿Dónde se puede tocar a una mujer para considerarse abuso sexual? ¿Qué pruebas se han de aportar para mandar a la cárcel al varón? ¿Si la mujer es la que toca al varón en un sitio, que él considere no permitido, va la mujer a la cárcel? ¿Qué le tienen que decir al varón para que se considere que hay consentimiento? ¿Cómo probarlo después si la mujer dice que no lo había? 

Con este panorama, sólo se me ocurre aconsejar a los atribulados varones hetero, que cada vez que se salga a ligar, no se olviden de llevar, además del preservativo habitual, un preservativo legal, que consistirá en un "acta de consentimiento de relaciones sexuales" que previamente a la relación, la mujer ha de firmar ante un notario y dos testigos. En este documento se ha de expresar claramente el consentimiento, no solo de la relación sexual, si no de las prácticas permitidas durante la misma.

Viendo la tendencia de la sociedad, y como se legisla para acorralar al hombre, es evidente que el homo sapiens varón heterosexual es una especie en vías de extinción. Lo que no tienen en cuenta la progresía, las feminazis y los acomplejados jueces del Tribunal Supremo, es que su desaparición conlleva la extinción de la raza humana, al menos de la idiotizada e indolente cultura occidental.