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Del gobierno de una ciudad

Fachada del edificio CREA en Sevilla.

Fachada del edificio CREA en Sevilla.

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Si en el gobierno de un país o una comunidad se distingue vagamente la línea de separación entre las caducamente llamadas izquierdas o derechas, no os digo nada si lo que vamos a gobernar o dirigir es un ayuntamiento. Aquí las exigencias de lo cotidiano, te dejan poco margen a la ideología pero, aún así, los grandes partidos de este bipartidismo que ha estado sufriendo España hasta ahora, nos hacían creer lo contrario. 

Aquí, en los municipios, lo que pide el votante está claro: seguridad, que se pueda andar por la calle sin el miedo a un tirón o a una caída, limpieza y movilidad, que no tardemos en llegar a nuestro puesto de trabajo más que a alguna ciudad vecina (no me lo invento, ha llegado a ocurrir). Equivocadamente también exigen a los munícipes estos votantes trabajo, siendo este tema de las políticas de empleo una cosa más de las comunidades que de los ayuntamientos (quitando los parches de planes como el paca). Un tema este del trabajo en el siglo XXI que da mucho miedo abordar en serio. 

Esto del gobierno de una ciudad, quieran PP/PSOE lo que quieran, no depende del color de la mirada ideológica del político de turno sino de la capacidad de gestión y, sobre todo, de la honradez en gestionar unos “dineros” que sí son de alguien, no como piensa nuestra querida ministra, son de todos y cada uno de los habitantes del municipio y que hay que tratar tan escrupulosamente como si tuviéramos detrás a un auditor privado. Es más, lo deberíamos tener. 

Cuando un munícipe hace algo, me refiero a algo que se salga de lo cotidiano en el gobierno de una ciudad, como por ejemplo el edificio CREA del Ayuntamiento de Sevilla, no debe de mirar con esa miopía cateta del botón de muestra, sino que debe de abordar una planteamiento total de regeneración de la zona en la que actúa. ¿Creía nuestro inefable y nunca bien ponderado Alfredo Monteseirín que colocando un edificio moderno con un bonito nombre, crea, y una finalidad ejemplar como es el ser vivero de empresas, en un barrio con problemas de inserción laboral, este problema desaparecería?

Un edificio aislado, sin servicios anexos, sin buena comunicación, en el que cuando te dicen que hay un acto, te parece un castigo asistir y ahora, incluso, con un problema de climatización que está haciendo que sus trabajadores (pocos, menos mal) estén trabajando a 37 'graditos' de nada. Sistema de climatización que con sólo ocho años de existencia parece ser que hay que renovar entero.

Esto es lo que tenemos que valorar de nuestros munícipes y no el color de su caduca ideología.