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45 días de encaje

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia en el Pleno del Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia en el Pleno del Congreso. Reuters

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Pedro Sánchez fue elegido presidente el 2 de junio. En aquellos días, el propio Sánchez se quedó con dos palmos de narices ante su nueva realidad. Con el paso cambiado, el séptimo presidente español desde la restauración de la democracia fue generando una ola de generación de simpatías y confianza. Aquellos obnubilados a los que consiguió enamorar utilizamos el término ‘neosanchismo’ acuñado por Montano.

Han pasado 45 días y los ‘neosanchistas’ hace tiempo que nos hemos sentido derrotados. Lo que fácil viene fácil se va. La disolución del azucarillo Sánchez ha durado casi menos que Huerta. Sánchez emprendió viaje hacia adelante y todos soñábamos con un bonito porvenir. Pero le llaman porvenir porque nunca viene...

Sánchez lleva 45 días sin programa. Hoy toca, mes y medio después, contarnos lo que tenía que haber presentado en aquella moción de censura a la que, en España, llamamos constructiva porque lleva aparejada un programa de gobierno y tal. Pero no. Su moción de censura constructiva se centró en rogar a Rajoy que dimitiese, Sánchez parecía clamar para que Rajoy aceptase su derrota y asumiese la sentencia de los ‘populares’ como partido estructuralmente corrupto. 

Un mes y medio de espasmos ha hecho que los volátiles hayamos pasado ya por más estados que la materia. De la solidez del ‘nosanchismo’ pasamos a la liquidez del ‘neosanchismo’ y en muy poquito hervimos para abrazar, en la intimidad lejana del foco público, el ‘exneosanchismo’. No somos nadie. No nos ha dado tiempo ni a ilusionarnos un poquito. Sánchez presentará hoy su programa para gobernar España cuando ya lleva mes y medio. Para volver a identificarme con este ejecutivo sanchista el presidente tendría que dar una rueda de prensa sin preguntas, a través de un plasma, para contar su plan de vacaciones: “Buenas tardes: me voy quince días a Mojácar. No hay preguntas. Adiós”