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Mirando al cielo

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La cuenta atrás ha comenzado. Y es que a partir de ahora los sevillanos comenzamos a mirar al cielo más que en cualquier otra época del año.

El fervor y la devoción con la que la mayoría de los sevillanos afrontamos fechas venideras hace que nos preocupe bastante cómo se desarrollaran las jornadas en la que Sevilla se hace más grande aún de lo que ya es.

Dos son los motivos por lo que los sevillanos mirarán arriba en estos días que llegan. Por un lado la contemplación y religiosidad con la que afrontaremos la Semana Santa sevillana nos hará alzar nuestras cabezas para contemplar los titulares de nuestras Hermandades, para pedir por los nuestros y para agradecer por lo sucedido.

Esperaremos que al mirar al cielo disfrutemos de la maravillosa fotografía que todos anhelamos, y no es otra que la de nuestras cofradías paseando, para deleite del mundo cofrade y no tan cofrade, bajo una estampa de cielos despejados con el azul como mandamás.

No sé si hay otra época en la que tantas personas miran al cielo al mismo tiempo, no sé si existe otro momento del año en el que si pudiésemos dar voz a nuestros pensamientos al paso de Jesús Despojado o nuestra Virgen de los Dolores el Domingo de Ramos, o al paso del Cristo de la Buena Muerte de los Estudiante el martes Santo, serían miles de voces las que se solaparían camino del cielo y esperando ser atendidas.

Miraremos al cielo. Miraremos una y otra vez. Pediremos al cielo, pediremos una y otra vez mientras nos asomamos por ventanas y puertas de nuestras casas para asegurarnos de que todo está en orden ahí arriba, porque aquí abajo lo tendremos todo preparado.

Aquí abajo estarán túnicas y capirotes sobre nuestra cama, capas colgadas de la puerta de nuestra habitación. Trajes impecables, corbatas nuevas y zapatos limpios. Vestidos nuevos a conjunto con nuestras sonrisas, con nuestras ganas de vivirla en la calle.

Y sí, al salir de casa volveremos a mirar al cielo, y comprobaremos que todo está listo.
Es un momento del año en el que no solo miramos al cielo por nosotros. Miramos al cielo y pedimos por muchos. Por los hermanos y hermanas que ansían en acompañar en su recorrido por las calles de su ciudad a sus hermandades. Da igual que hablemos de las más conocidas como la Esperanza de Triana o Macarena, o Nuestra Señora del Rosario de Santiponce. Todos los hermanos y hermanas estarán preparados, cirios en mano para la estación de penitencia. Para durante unas horas llevar por bandera la solemnidad y seriedad del momento y acompañarlo de las reflexiones oportunas.

Tendremos en nuestra mente a aquellos que ya no están, aquellos que este año no podrán disfrutar aquí debajo de nuestra Semana Santa.

Estos, en esta ocasión, gozarán de la semana desde un lugar privilegiado, desde un palco especial. Y sí, para verlos a ellos, también miraremos al cielo.