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Bortkiewicz o lo terrible de los crímenes

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El pasado mes Javier Marías publicó una columna en El País Semanal titulada Lo terrible de estos crímenes. Marías escribió que "cada sádico toma su decisión a solas", y argumenta que a diferencia de ETA o del Daesh, que hacían proselitismo por su causa, nadie aplaude a los homicidas que asesinan a sus parejas ni hay conspiración alguna para captar nuevos miembros entre estos homicidas.

Ladislaus Bortkiewicz fue un profesor alemán de origen ruso, que en 1898 publicó en Berlín una obra que tituló La ley de los pequeños números. Bortkiewicz empezó estudiando un problema para el ejército prusiano, que quería preveer con exactitud el número de cañones que cabía esperar que se sobrecalentaran durante una batalla para asegurar la cadena de suministros de los repuestos. Rebuscando entre libros, Bortkiewicz rescató unas ecuaciones de Siméon-Denis Poisson.

Bortkiewicz pudo comprobar que la ley de los pequeños números sobre la que escribió se aplicaba igualmente a las muertes anuales por coz de caballo en los 15 cuerpos del ejército prusiano entre 1875 y 1894. Y aunque apenas tengo series estadísticas, me jugaría el dedo chico de la mano a que las muertes de instagramers haciéndose selfies sigue hoy la ley redescubierta por Bortkiewicz en 1898.

De hecho, la ley de los pequeños números resultará adecuada para describir aquellos procesos que (1) usen variables que sean discretas (es decir, pueden ser contadas en números enteros), (2) sus ocurrencias sean independientes (una ocurrencia no aumenta ni disminuye el riesgo de la siguiente ocurrencia) y (3) tienen un valor esperado conocido en un intervalo de tiempo dado.

Javier Marías no es ingeniero, sino escritor. La idea que Marías expresó en su artículo es que el hecho de que haya agresores que maten a sus parejas es un proceso estocástico cuyas variables son independientes.

En España no hay una tasa de homicidios elevada, y ello es cierto también en lo que respecta a los feminicidios. Los homicidios por violencia de género son por definición un subconjunto del total de homicidios, que es unas 5 o 6 veces superior, y ambas cifras son pese a todo relativamente bajas en comparación a los estándares internacionales. Países como Venezuela o Colombia, con poblaciones similares a la nuestra, registran semanalmente casi tantos homicidios como los que se producen en España en un año. Japón, de acuerdo a los datos, registra casi un 50% más de homicidios que España, pero casi nos triplica en población, lo que probablemente quiere decir que los japoneses son los ciudadanos más pacíficos del planeta.

Algo más del 90% de los homicidios los cometen los varones. Circulan ciertos bulos por internet que pretenden que en el caso de la violencia de género esto no es así, y que hay muchos hombres que son asesinados por sus mujeres, tantos como el 30% del total de víctimas o más. En realidad la proporción de agresoras es solamente cercana al 10%, lo cual no debería sorprendernos si asumimos las dos siguientes asimetrías: (1) en todo momento y lugar, un porcentaje de alrededor del 90% de los homicidas son hombres y (2) la gran mayoría de hombres -y eso incluye a los homicidas- son heterosexuales. Así, pues, en el caso particular en el que un agresor mate a su pareja, ésta tiene muchos números de ser una mujer.

Creo que no viviremos jamás para ver el día en que el número de mujeres asesinadas por sus maridos sea igual al número de maridos asesinados por sus mujeres. Y es que eso es imposible si aceptamos la mayor de que alrededor del 90% de los homicidas son hombres.

Mientras esta asimetría persista, existirá un mayor número de víctimas femeninas dentro del ámbito familiar que de varones, sin que esta odiosa realidad nos haga cómplices de estos crímenes atroces. Es decir, me atrevo a pronosticar que el 90% de los asesinatos cometidos los domingos, si nos fijamos solamente en esa categoría, van a seguir siendo cometidos muy mayoritariamente por hombres pase lo que pase, ya que el 90% de los agresores son hombres (y esto será igualmente cierto los domingos que los lunes o los martes).

Si como alguno de los estudios que he mencionado parece sugerir, los asesinatos machistas siguen una distribución de Poisson, ¿qué probabilidades hay de qué en un año dado no haya víctimas, asumiendo una media de unas 55 mujeres asesinadas en un año por sus parejas? Un evento así tiene una probabilidad del orden de una cuatrillonésima. No ocurrirá.

Es posible que la media de estos homicidios baje de 40 muertes al año de forma consistente. Ello supondría que el proceso en cuestión no seguiría una distribución de Poisson, ya que ello supone un valor esperado de ocurrencias conocido. Pero si en 2027 mueren 36 mujeres asesinadas por sus parejas, ¿será ello una buena o una mala noticia? Si no es posible responder a esta pregunta ¿cómo definimos el éxito contra esta insidiosa lacra? ¿De qué medios hemos de dotarnos y cuáles han de ser sus objetivos?