Sobre la higiene corporal y el aseo indumentario de un muy alto porcentaje de taxistas madrileños.
Es subirte y estar en una nausea todo el trayecto y por esa tortura tendrían que indemnizarme. Es automático: mal humorado, guarro.
Y perezoso y poco inteligente.
Un servicio público tiene unos requisitos de cortesía: ser tolerable al cliente y eso implica inexcusablemente la higiene corporal absoluta y la limpieza diaria de las ropas.
Es claramente perceptible y muy ofensivo en descuido en ambos aspectos.
Lo primero que te dicen cuando te recomiendan las nuevas franquicias es que van limpios aseados y son amables. Habría de existir una inspección de estos aspectos que deberían pesar definitivamente en la concesión de licencias