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Fractura de familias y amigos

Parlament.

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La salida de empresas de la comunidad autónoma de Cataluña ha sido un hecho. Sigue el goteo continuo cada día, dada la inestabilidad producida por el Golpe de Estado. Si bien se ha reducido mucho esa huida según los indicadores, otros pensamos que ya quedan menos para salir de allí.

El presidente del Gobierno piensa, y alardea de ello, que lo más importante es “la economía”. Ese mantra lleva repitiendo días, meses y años desde hace... siete veces siete. Voy a discrepar y discrepo en ese tema: lo más importante es la familia.

La principal preocupación de un ser humano ha de ser su familia. Las circunstancias, vicisitudes, salud, anhelos y todo aquello que rodea el ámbito de la persona gira en torno a su casa. Da igual el número de individuos a tu cargo, incluso si vives tú sólo, procuras ir avanzando dentro de la sociedad: sueldo y trabajo, descanso y vacación, relaciones con otros individuos condicionan el discurrir en libertad dentro del grupo social.

Los conflictos generados en el interior de Cataluña nos son lejanos en parte. Vivir fuera de allí significa desconocer de primera mano el odio generado por determinadas ideologías. Durante años se han estado formando a los lebreles en los colegios y en algunas familias para odiar a una parte muy importante de la sociedad. La parte más desconocida es saber que, el resto de España, hemos financiado todo ese ambiente. Sí, sí, reconozcamos el pago de ese odio mediante la orientación de los impuestos a educación, asociaciones y partidos políticos con ideología separatista, transformados hace poco en rupturistas.

Una familia extensa vivía allí. Mujer y hombre con cuatro hijos regentaban dos negocios en esa región. Autónomos daban empleo a catorce personas, quince familias contando la propia. El odio ingresó en el conjunto de ellas. Se dividió la amistad y el compañerismo; el Golpe de Estado dio paso al odio de unos hacia otros. La estupidez generada por una clase política, alejada del día a día de la economía familiar -ellos viven de recibir subvenciones vía impuestos del resto de ciudadanos-, comenzó a generar un ambiente irrespirable en las dos empresas. El propio boca a boca de los imbéciles trabajadores, que apoyan el independentismo, degeneró en una caída en la producción y consumo de sus propios productos. ¡Hay que ser gilipollas y lo son!

Las dos iniciativas autónomas fueron decayendo a peor. Si un trabajador habla mal de su propio puesto a quienes son su público objetivo de consumo, antes o después se resentirá la empresa que tiene contratado al imbécil de turno. Me viene a la memoria un dicho de antiguo:

Papá, ¿cómo vamos a vender el caballo si casi no tiene dientes?

- Pos eso, diciendo que no los lleva... puestos.

La atmósfera de relaciones dentro de un negocio puede ser complicado, difícil y tenso. ¿Quién no recuerda a ese grupo de mecánicos en torno a un coche de Fórmula 1 y uno de ellos no aprieta bien la tuerca de la rueda? El coche tuvo que retirarse nada más salir del garaje. Pues bien, si varios trabajadores comienzan a boicotear el propio negocio donde curran, ¿cuánto puede durar esa situación hasta finalizar con el cese de la iniciativa empresarial? Meses, pocos meses.

Esa familia ha tenido que cesar los negocios, recoger bártulos, dejar amigos allí de hace años y salir de esa sociedad, en parte enferma de odio. Más de veinte años, veinte, en aquella región. Nacieron hijos, crecieron, se relacionaron, incluso aprendieron un idioma ajeno al materno y paterno.

Se han vuelto de aquél lugar donde han desarrollado varios proyectos de gran éxito. Llegan a casa, a Cigales, provincia de Valladolid, lugar donde la mayoría apreciamos al vecino. Nosotros no queremos separarnos de nadie. Vivimos mejor juntos, llegaremos más lejos y mejor si unimos nuestras fuerzas. La discrepancia beneficia para llegar a una mejor opción, dentro del debate. Estamos convencidos en la mentalidad europea del siglo XXI y en contra de la balcanización de nuestra España.

Nuestro pueblo mejorará con estas buenas gentes, cuyo valor e iniciativa ha quedado demostrado. Ellos ayudarán con su esfuerzo e iniciativa al avance de la sociedad y su propia familia. Su pésima experiencia de los últimos dos años ha quedado atrás. Esas cicatrices en las heridas del alma nos servirá a todos como ejemplo, de aliento para evitar caer en la estupidez de la destrucción del futuro de nuestros hijos.

Aquí tenemos la Catedral del Vino, la Ermita de la Virgen de Viloria, cientos de hectáreas de majuelos -viñedos- y cereal, bodegas más que centenarias y un cariño tremendo por el resto de semejantes, aunque piensen de manera diferente en temas de política. Se disponen muchas otras industrias en la capital con enormes posibilidades de desarrollo. Queridos Marian y Antonio, bienvenidos a esta vuestra casa.