Opinión

Incongruencias

Puigdemont, en el acto de presentación de la candidatura de JxCat en Brujas.

Puigdemont, en el acto de presentación de la candidatura de JxCat en Brujas. Reuters

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Existen las posturas y los postureos así como los consecuentes y los incongruentes.

El sueño de todo ciudadano inocente es poder llegar a contemplar políticos consecuentes con los principios y posturas sociales que predican. Lo grave es que muchas veces actúan como temporeros de campaña con postureos interesados.

Pregunten al PSOE que, incongruentemente, formando cuerpo constitucionalista apoya cambiar el nombre de Plaza de la Constitución por el de Plaza del 1 de Octubre.

Pregunten a Josep Borrell, director de los Servicios Territoriales de Cultura de la Generalitat en Lleida, que advierte de la posibilidad que se pase factura a los aragoneses por el asunto de las obras de Sijena. ¡Olé, el nivel de su intelecto para director de fobias y filias!

Pregunten al señor Puigdemont por el sistema, moralmente incongruente, de vivir como presidente, mitinear como candidato y mentir como un inculto adoctrinado.

Pregunten a todos los exconsellers catalanes cómo, incongruentemente, se explica el flujo monetario para limpiar las cárceles de presos catalanes. ¡Alibaba y los...!

Y por decencia pregunten también a los que todos los días, a las cuatro y las cinco de la madrugá ponen las calles con frío, lluvia, nieve y lo que se ponga por delante. ¿Podrían irse a Bruselas fácilmente? ¿Por cuánto tiempo? ¿Podrían abrir embajadas, oficinas catalanistas con los ahorros de la familia? Quizás si la familia fuera esa que llaman la cosa nostra podrían.

Incongruencias que cualquier sociedad culta condenaría, en Cataluña son apreciadas como un tesoro histórico ancestral. De todos modos entiendo que la incongruencia más grave es predicar “teoría de la convivencia” y ser permisivo con todos los poderes políticos que la pisotean.