El asteroide estelado se ha estrellado en Pinós, centro geográfico de Cataluña, generando una onda expansiva que ha conseguido extirpar de esta región a empresas que parecían estar muy cómodas con el autogobierno tutelado catalán.
El tsunami indepe ha procurado una ruina económica tal, que incluso ha sorprendido negativamente a los que se lanzaron a las calles a expandir la idea de “España nos roba”. ¡Qué indigesto es tragarse las ideas que te han inculcado desde el nacimiento!
Las mentiras del procés son de un evidente tal que sólo los necios muy necios continúan bajo su manto. Al daño inicial consistente en la sufragio de todos los gastos de la preparación del golpe, (con embajadas, viajes, y todo un largo etcétera de gastos), hay que unir los daños irreparables provocados por los irresponsables actos delictivos el “fugitivo” y los suyos.
La Agencia Europea del Medicamento huye despavorida de Barcelona, (que era una de las sedes mejor posicionadas), por una situación de inseguridad política provocada por los delirios de unos políticos que, pretendiendo la épica, sólo han protagonizado una triste epopeya de la cobardía y la vergüenza.
Ahora, como siempre, el victimismo del secesionismo se hace latente imputando todos sus males a un estado que se ha limitado a hacer cumplir lo establecido en la Constitución.
Mientras los euros se van, Cataluña sigue sufriendo la lluvia ácida de un putrefacto secesionismo que parece haberse propuesto que no crezca la hierba en su territorio.