Opinión

El huevo de Rajoy

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, este sábado en Moncloa.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, este sábado en Moncloa. Efe

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En un Consejo de Ministros en sábado, con programas especiales en televisión en Telecinco y en La Sexta, en los que la mitad de los contertulios dicen mentiras y la otra mitad no se entera de nada, dando todos un poquito de vergüenza ajena, se acordó aplicar la Constitución Española y aplicar en Cataluña un 155 quirúrgico.

Ya era hora, por fin ha puesto el huevo el inquilino de la Moncloa. En su intervención posterior se le vio cariacontecido, con expresión de pena, a veces despistado, obligado por las circunstancias a aplicar la Ley de una vez.

El propio Presidente en esa exposición de hechos lo reconoció abiertamente: "El Gobierno el día 11 de octubre requirió a la Generalitat de Cataluña, a su presidente más concretamente, para que explicara algo que se puede explicar muy fácilmente: si habían o no declarado la independencia. El Gobierno podía haber hecho este requerimiento antes, como lo pidió una parte de la opinión pública. Podía haberlo hecho cuando se aprobó la ley del referéndum, cuando se liquidó la Constitución, o podía haberlo hecho cuando se aprobó la Ley de Transitoriedad. Tuvo muchas oportunidades de hacerlo; pero preferimos actuar, como creo que se debe de hacer en estos casos, con prudencia, con responsabilidad, con sentido común e intentando que se produjera una rectificación que realmente no se produjo por decisión de quien podía tomarla, que es la propia Generalitat. No respondieron, porque no quisieron, en plazo y en tiempo".

Él no quería actuar, es decir, lo que lleva haciendo durante seis años. No olvidemos que este señor ha sido presidente del Gobierno y tenía mayoría absoluta. Ahora no la tiene, y aunque a veces ha actuado como si la tuviese, menospreciando a PSOE y a Ciudadanos, son éstos los que hoy hace que se sienta respaldado sumando para esta decisión 254 escaños, el 68% de los votantes, o lo que es lo mismo casi 16,5 millones de votos.

Pero aunque fuese menor este apoyo, la Ley está para cumplirla, y Rajoy juró o prometió guardar y hacer guardar la Constitución, que es la Ley fundamental y con rango superior a cualquier ley. Por tanto, no aplicarla es inaceptable, como lo es que en una parte de España no se apliquen los artículos que no interesan a los nacionalistas.

Si los nacionalistas -ahora en el monte- no quieren vivir en este Estado opresor, en el que disfrutan de una Autonomía, como es la catalana, con una cantidad de competencias impensable en cualquier región de cualquier país del mundo, tienen varias opciones:

  1. 1. Conseguir cambiar la CE, con mayoría o acuerdos en su beneficio.
  2. 2. Hacer las maletas y fundar Nueva Cataluña en un islote griego, por ejemplo.
  3. 3. Seguir desafiando al Estado de derecho.


Si al final, recurren, como están haciendo, al tercer punto, darán con sus huesos en la cárcel. Porque ningún español va a renunciar a su trocito de Estado del Bienestar, a su nivel de vida y al de sus hijos, para financiar una dictadura o dentro de la Unión Europea, o fuera, perjudicando al resto de los españoles.

Porque, y volvemos a don Mariano, protagonista de este artículo, que reconociendo que pudo actuar antes, lo ha hecho cuando no había más remedio; dice que por “prudencia”, y esta demora tiene muchos daños colaterales y eso lo tendrá en el debe. Porque al no aplicar la Ley, hace que la gente se sienta indefensa, esa inseguridad jurídica hace que el dinero, siempre cobarde, busque un nuevo destino libre de problemas.

El Gobierno no hizo nada relevante para defender a la gente, por lo que la Sociedad Civil se defendió, espoleada tras el discurso del Rey.

Lo hizo con muchas iniciativas como fue la manifestación de Barcelona donde se reunieron un millón de personas para salvaguardar ese concepto tan bonito que es el de Soberanía Nacional, con el traslado de sedes sociales de empresas que estaban afincadas allí, o desde su propio balcón y con humor como los ocurrentes de Resistencia catalana, o como la gente de a pie, que ya no se calla ante una injusticia como es el nacionalismo.

Y eso, a mí personalmente me emociona, que ante la incapacidad de los políticos que ostentan el poder, la gente crea en la Libertad y en la Democracia, en sus derechos y en sus obligaciones, que piense en su vecino y en sus derechos, que no están por encima de los suyos propios, sino que son los mismos y que juntos y solidariamente, ayudan a un tercero.

Por tanto, bien Mariano Rajoy, ¡enhorabuena! al fin ha puesto el huevo, esperemos que no sea tarde.