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Neoequidistancia

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En estos días de días históricos hemos visto la aparición de un grupo formado políticos, periodistas y actores auto definiéndose, con cierto orgullo intelectual, como equidistantes.

Rodeándose de expresiones como diálogo, pacto, acercamiento de posturas, abandono de extremismos… esta facción neoequidistante (vamos a llamarlo así) parece una suerte de escuela aristotélica. La lucha por la huida de los extremismos. La búsqueda de un término medio.

Pactos políticos para huir de los extremos. Suena bastante bien. Mas cuando en España ya hemos escuchado esa canción durante 40 años. ¿O acaso la Transición española no fue eso?

La Constitución de 1978 fue fruto de la equidistancia. Ejemplos no faltan:

- Entre una monarquía tradicional y una república, eligió la monarquía parlamentaria.
- Entre la religión de estado y el anticlericalismo de Estado, eligió la libertad religiosa
- Entre el centralismo franquista y la balcanización de la península ibérica, optó por las Comunidades Autónomas.

Ahora bien, para repetir la jugada, habrá que ver cuales son los extremos. Entre la Constitución Española y la arbitrariedad del parlamento autonómico catalán, preguntemos: ¿qué puntos equidistantes puede haber?

- Entre el “todos los españoles son iguales en derechos” y el “los catalanes pueden tener todos los privilegios respecto al resto de españoles que por mayoría de su parlamento decida”, ¿qué equidistancia cabe ahí? ¿Un poquito privilegiados?
- Entre la libre circulación de españoles por territorio nacional y la instauración de una nueva frontera, ¿qué equidistancia hay? ¿la de levantar un muro, pero solo de metro y medio de altura?
- Entre el “los españoles contribuirán según su capacidad económica” y el “los españoles contribuirán según su capacidad de nacer en Cataluña”, ¿qué?

Los neoequidistantes no son para nada equidistantes. Situar en un extremo algo que nunca en la historia ha sido un extremo, un marco democrático como el español, no tiene nada que ver con la equidistancia.

No, no son discípulos de Aristóteles. No buscan una nueva virtud legal. Mas bien, como dice Arcadi Espada, son los que, entre la vida y la muerte, eligen la enfermedad.