Opinión

Reconocer al enemigo

Una de las concentraciones para acosar a los agentes en Cataluña.

Una de las concentraciones para acosar a los agentes en Cataluña.

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En 1992 se celebraron las Olimpiadas de Barcelona. Unos años antes fueron destinados allí la mayoría de las promociones de Policía Nacional y Guardia Civil. Además, unas semanas antes de comenzar los Juegos fuimos comisionados desde el resto de España a prestar diferentes servicios en dicha comunidad autónoma.

Mal empezó el viaje cuando, nada más llegar a Lérida, un dependiente de una tienda de tabaco se negaba a decirme en español cuánto debía por una cajetilla. Dejé 25 pesetas -al cambio 15 céntimos- encima del mostrador. Antes de alcanzar la puerta, el tendero había recuperado el conocimiento de mi idioma materno y corrió para indicarme que debía de abonar una cantidad superior.

Fueron pasando los días y, pese a no haber residido nunca allí, comenzamos a entender malamente el idioma de aquella región española. Recuerdo algunas personas de avanzada edad con cierta dificultad para referirse a nosotros en español. Comenzaban a charlar y, pasados unas cuántas frases, iban apareciendo palabras en catalán. Rápidamente se autocorregían para ayudarnos a comprender qué querían comentar.

Como en cualquier lugar fuimos encontrando gente cerrada. Algunos se referían en inglés; sin embargo, el acento de la época, aunque fuera en las mismísimas Olimpiadas, denotaba su origen peninsular, nacidos bajo la bandera en rojo y gualda.

Junto a don Emiliano Méndez, estaba de Servicio en un pueblo de Lérida. Varias de sus paredes se adornaban con pintadas: "Fora forces d'ocupació", "Catalonia is not Spain". Esas lindezas son duras para un agente que trata de prestar servicio de seguridad y auxilio a los ciudadanos. Aquella noche eran las fiestas de la localidad. Hacia las cuatro de la madrugada comenzó a llover, una lluvia como si fuera a acabarse el mundo; caía agua de tal forma que la explanada donde tocaba una orquesta, bajo una carpa grande, blanca y llena de gente, se inundó y formó un barrizal. Las gentes permanecieron en su interior resguardados de las inclemencias. Tras la lluvia, tomaron conciencia de la problemática de estar casi aislados. Los vehículos particulares estacionados junto al lugar precisaban ayuda.

Amarramos una gruesa manguera a nuestro vehículo todoterreno. Sacamos de allí todos los coches y la camioneta de la orquesta. Parte del barrizal adornaba nuestro coche, otra parte el uniforme. Recuerdo que teníamos dos juegos de uniforme de campaña, unas botas y la lavandería del hotel distaba mucho de la propia de casa. Empleados municipales y algunos ciudadanos borraron los cartelitos días después.

Un guardia civil o policía nacional sale de patrulla sin enemigos declarados, excepto aquellos terroristas que pretenden acabar con la vida del prójimo o próximo, dependiendo de la oportunidad e ideología. Si una persona llegare a tener rencor a otra por el motivo que fuere, una vez de servicio o llamado para asistir a aquella primera, olvidará todo y se centrará en hacer bien su trabajo.

En Cataluña se ha producido un Golpe de Estado. Desde Alfonso Guerra, Soraya Sáenz de Santa María y Albert Rivera han coincidido en afirmar el cúmulo de ilegalidades cometidas por el Parlamento y el Gobierno de la Generalidad. Es más, en comparecencia televisiva, su Majestad el rey Felipe VI dijo al respecto: "Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado... han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando ─desgraciadamente─ a dividirla".

Sus palabras han caído en saco roto. Quienes deberían estar al lado de la Policía y Guardia Civil ha pedido perdón por las cargas efectuadas el día 1 de octubre de 2017 al cumplir y hacer cumplir las resoluciones judiciales. Nuestros amigos, compañeros, hermanos desplazados allí, soportando la lejanía de la familia, aguantando situaciones de acoso en establecimientos hosteleros, donde alguno de ellos ha instado a abandonar su residencia, recibieron el viernes 6 de octubre el mayor de los dolores: fuego amigo.

Así es. No uno, sino dos cargos públicos pidieron "perdón" por los hechos producidos el día 1. Triste es escuchar al ministro/portavoz del Gobierno y al Delegado del Gobierno en Cataluña en ese sentido. ¿Se han vuelto locos? Ustedes deberían defender la actuación de la Guardia Civil y Policía Nacional, objeto de insultos, agresiones y acoso constante en aquella región; así como preocuparse de detener a los autores de tantos delitos, además de las lesiones producidas a los agentes.

Lo difícil de nuestra profesión es reconocer al enemigo; más aún cuando el fuego llega por la espalda... y es lanzado por aquellos amigos. ¿Y Mariano Rajoy? ¿Está de acuerdo o “el Madrid otra vez Campeón de Europa”?

- Señor, señor, cuídame de mis amigos, que del enemigo ya me ocupo yo.

¡Viva la Policía Nacional! ¡Viva la Guardia Civil! ¡Viva España!