Extremadura se vestirá de largo el 8 de septiembre para celebrar su día desde 1907, festividad de Santa María de Guadalupe. Un día cargado de historia y contradicciones incluso desde la fundación misma del monasterio. La reina Isabel la Católica lo visitó antes de contraer matrimonio con Fernando en reiteradas ocasiones y ya casados, fue Fernando quien tuvo que dictar en Guadalupe la Sentencia Arbitral que liberaba a los campesinos catalanes, payeses, de pagar un rescate, remensa, a sus señores de la Corona de Aragón para poder abandonar las tierras que habían sido forzados a cultivar.
El monasterio de Guadalupe fue el escenario donde se encontraron Cristóbal Colón y los Reyes Católicos para organizar el viaje a las Indias. Una vez descubierto el Nuevo Mundo a la vez que se instauraba su culto, las más de las veces a golpe de espada, se expoliaba el oro de las Indias.
Pero Extremadura no disfrutó ni del oro ni de la virgen, pues el monasterio pasó a manos del arzobispado de Toledo con la Desamortización.
Así que tendremos que pedirle a la virgen que vuelva a ser extremeña, que se acuerde de los agricultores de nuestra región que no tienen la suerte de los payeses, que nos traiga un tren en condiciones que ya hace tiempo que existe la electricidad; si no es mucho pedir, también que nos mande personal sanitario, cirujanos pediátricos a ser posible, también pedirle algo de industria y que aumente las ansias de estudiar de nuestros jóvenes pero sobre todo que dejemos de ser el vagón de cola de España, ya que es Reina de la Hispanidad.
Lo pedimos con la desesperación de habérselo pedido a los políticos y de no haber obtenido respuesta.