Opinión

Menos flores y más lucha

Menos flores y más lucha

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El efecto del fanatismo yihadista sobre nosotros es combatible con medidas inteligentes, en toda la UE, que no se toman. Por ejemplo:

1. A terrorista muerto o detenido tras un atentado, toda la familia directa, esposa, padres, hijos y hermanos, quedan desposeídos de la nacionalidad europea que tuvieran, y deportados. Forma disuasoria para el terrorista –que sabe a priori que arruina a su familia- y para la propia familia -que pondría más de su parte en evitar tragedias-. Esto es un corolario menos violento que lo que hace Israel; destruye sus casas.

2. Los restos del terrorista muerto permanecerán en el territorio masacrado y recibirán sepultura envueltos en piel de cerdo –lo que les niega el paraíso- y en una fosa común. Esto es una forma de judo anti-fanáticos, muy disuasoria y que parece fue utilizada por el general americano Pershing hace más de 100 años contra terroristas islámicos en Filipinas con gran éxito.

3. Todas las mezquitas del territorio nacional del atentado, condenarán contundentemente el mismo en declaración pública y escrita. La que no lo hiciere, queda cerrada y clausurada y el imán, declarado sospechoso de colaboración terrorista e investigado.

4. Los tres o cuatro países más sospechosos, necesitan ser controlados financiera y bancariamente para detener la financiación del terrorismo. Se establece una ley internacional de control sobre el flujo de capitales muy severa, afectando a todos los movimientos desde y hacia esos países; el banco o la entidad financiera que la incumpla, será gravemente sancionado e inhabilitado para ejercer. Los gobiernos y entidades privadas que la incumplan serán acusados de colaboración terrorista.

Todo ello (y muchas más medidas aplicables que no cito), no implica ceder, sino mantener e incluso aumentar la presión militar de todo Occidente en Siria e Irak hasta la exterminación del Daesh.

No se trata de hacer daño, sino impedir que nos lo hagan, esto es, defendernos. El pueblo español lo aplaudiría holgadamente. Menos flores, frases y misas (políticos inanes) y más lucha por nuestra gente… ¡De verdad! No es tan complicado, es cuestión de voluntad política.