Cataluña

Paracataluña: la construcción de un relato

Carles Puigdemont durante la rueda de prensa para explicar los cambios en el 'Govern'.

Carles Puigdemont durante la rueda de prensa para explicar los cambios en el 'Govern'.

Cuando las emociones dejan de ser oportunidades para regular la experiencia aparece la dolencia enquistada. La dolencia enquistada suele ser centrípeta y ciega si no se atiende su pathos.

Existen relatos identitarios sustentados en oposición a un Otro construido del cual pretenden ser disidentes. Disidir de aquello que en parte es propio, cosificándolo como un Otro desligado, aflora contradicciones y fisuras que generan virulencia.

Existen relatos identitarios que someten los conceptos de la geografía ética y política a una tensión discursiva sin espejo. Disgregan sus denominadores comunes y desdibujan sus semánticas en favor de sustanciar pasado, presente y futuro según las necesidades del propio relato.

El relato processista ha fagocitado, con cierto éxito, la España de la "conllevancia" y viceversa para sustituirla en su trama por una suerte de Paracataluña tejida en/por España. El relato (se evidencia de forma transversal) ha enrarecido la convivencia y petrificado posiciones, también ha mostrado que el tiempo —lejos de recabar voluntades de entendimiento— ha enconado los propósitos.

En el contexto que se apuntala la escena, la transacción entre partes (tan necesaria en política y a la que habitualmente hace referencia el centrado J.J. López Burniol) ha finiquitado su dimensión ética. Posiblemente una transacción desleal continúa dándose para seguir comprando un tiempo pretendidamente vital pero con horizonte caleidoscópico.

Entretanto, observo y padezco la construcción del relato en un paisaje por demasiado tiempo envenenado y precario. Me pregunto quién habita Paracataluña y de forma inopinada se me revela Pedro Páramo. Decido escribir.