REFLEXIONES

La Constitución, una forma de convivencia

Constitucion espanola 1978.

Constitucion espanola 1978. CC

  1. Opinión

Ahora que vuelve a estar me moda la posible modificación de nuestra Constitución no está de más indicar que no deja de ser un mínimo de convivencia, las normas con las que debemos convivir, incluso aquellos que no están de acuerdo con ella. Pero esto no quiere decir que los que estén en contra de la norma constitucional del 78 no puedan convivir entre nosotros ni que los límites de la Constitución sean infranqueables, puesto que la propia norma constitucional recoge, en su último Título, las formas de modificarse.

Por supuesto que esta posible modificación sustancial de la Constitución requiere de elevados requisitos, tanto un referéndum como aprobación por el Congreso y el Senado por amplia mayoría, tanto de las Cámaras entrantes como las salientes, pero es claro que modificar los cimientos de nuestra democracia hace que el consenso sea necesario, y ello no es contrario a la democracia asamblearia, puesto que algo tan trascendental no puede solventarse de una forma sencilla, si no que la multitud de sectores implicados den su opinión y la discutan, para intentar llegar al acuerdo más amplio posible. Así se hizo en la Transición y es complicado imaginar que se pueda hacer ahora.

Por eso, cuando se menosprecia la Constitución negándose a celebrar su festividad o impidiendo que se cumplan las resoluciones judiciales, no se está en contra de un orden constitucional en concreto, se está en contra de las normas de convivencia que fundamentan nuestra democracia, lo que es mucho más importante que España sea un monarquía, una república o un estado federal, ya que de lo que hablamos realmente es si podemos dialogar sin perder el respecto a quien no piensa como nosotros.

Esto me lleva a esa crítica que se está realizando del consenso constitucional, una crítica desmedida que olvida que a los pactos se llega desde la diferencia –pactar con ideas comunes no suele ser muy complicado- y ello implica aparcar diversos temas –tan importante es saber de que ha de hablarse como de que no ha de hablarse- y que fruto de esta diferencia los acuerdos son sobre mínimos de convivencia. Y llegar a un acuerdo sobre mínimos de convivencia y que estos mínimos sean amplios no es malo, puesto que cuanto más libertad exista en la sociedad, en las gentes que conforman esa sociedad, más democracia habrá, de la misma forma que toda democracia debe basarse en un sistema de contrapoderes para que esa libertad no pueda verse afectada por el excesivo poder de cualquier parte de la sociedad.