Entiendo pertinente que nuestro periódico hagamos una crítica comprensible de una de las películas más esperadas del año, la del diseñador de moda, también metido a cineasta Tom Ford, y que tiene por nombre Animales Nocturnos.
No voy a entrar en el juego fácil de relacionar el oficio de diseñador con el de cineasta, ni voy a buscar identificaciones entre los dos mundos, para descubrir claves a través de la estética de la moda. Resulta convencional, facilón y poco original.
Tom Ford ya debutó en el cine con Un hombre soltero, correcta película, algo plana, pero que en cualquier caso se dejaba ver. En este su segundo trabajo las expectativas eran muy altas, ya que venía acompañado de muy buenas críticas y varios reconocimientos en algunos festivales. A todo esto además se sumaba un reparto muy atractivo, y una historia ambiciosa y turbadora.
No voy a discutir su ambición, incluso puedo reconocer sus ganas de arriesgar, pero si tengo que ceñirme al resultado final de la película, en mi opinión esta resulta bastante decepcionante.
El film empieza de forma correcta, y hay que reconocer que a los quince o veinte minutos del inicio, el nudo principal de la historia arranca con una secuencia larga y muy potente que nos transmite desasosiego, mal rollo y mucha incomodidad. Sin duda es lo mejor de la película, que además nos lleva a elevar nuestras expectativas ante lo que pueda pasar de ahí en adelante, y la forma de combinar una historias paralelas que parece que deben de converger.
Pero lamentablemente, a partir de ese momento, el film se desploma, pierde tensión, emoción, y ni la historia ni las reacciones de los personajes resultan verosímiles. Finalmente la película acaba tan mal resuelta que da la impresión que al guionista de la historia (casualmente el propio Tom Ford) se le ha olvidado darle un final, pues el desenlace en sí mismo no es que sea abierto, sino que constituye un corte sin sentido que deja indiferente.
Parece que Tom Ford ha tomado influencias de Tarantino (insisto la secuencia nudo de la trama es lo mejor del film y se acerca a algunas míticas secuencias tarantinianas), los hermanos Coen por su paisaje y aspereza en alguno de sus personajes, y para terminar toma algún recurso estético y una banda sonora muy hitchcocknianos que no encajan muy bien en el conjunto de la película.
Insisto, un film fallido, con una parte muy potente, pero deslavazada respecto al resto de la historia. Los personajes no nos interesan en demasía (a pesar de los grandes actores que los encarnan), no se entiende del todo el sentido de la doble trama y algunas opciones estéticas resultan sonrojantes (las imágenes del inicio de la película están a mitad de camino entre el delirio y el mal gusto).
Esta es mi valoración, aunque reconozco que no muy compartida, ya que son muchas las opiniones (sobre todo entre la crítica anglosajona) que ven en esta obra una especie de redescubrimiento del thriller, lleno de imágenes embriagadoras y dotado de una estética propia muy brillante. Yo sin embargo no veo más que un pastiche inconexo, con algún buen momento, pero carente de sentido en su conjunto.
Vosotros espectadores, juzgaréis quien lleva razón en esta controversia, en cualquier caso, para mí, una de las mayores decepciones del año.