Opinión

Autorretrato en sesenta segundos

El Congreso de los Diputados guarda un minuto de silencio en memoria de Rita Barberá.

El Congreso de los Diputados guarda un minuto de silencio en memoria de Rita Barberá. Efe

  1. Opinión

Por Daniel López López

Mentiría si lo que digo es de cosecha propia, lo vi en Twitter hace días. El tuit decía “Monárquicos, madridistas, taurinos, católicos y españolazos. Nos están obligando a ser todo eso, aún de manera forzada, con tanta memez”, refiriéndose claramente al bombardeo de insultos, insidias y vilipendios injustos e injustificados con que determinados sectores sociales y políticos arremeten contra esas colectividades reiteradamente.

Ayer también nos tocó a muchos ser peperos en vista de la defensa que, por pura dignidad y honestidad humana, hemos tenido que hacer de Rita Barberá. Aunque suene crudo, en muchas ocasiones simplemente del cadáver de Rita Barbera más allá de su dimensión personal. Personalmente no soy muchas de las cosas antes aludidas pero últimamente me he visto defendiéndolas ante la injusticia con la que se las atacaba.

Tampoco comparto ese uso de hablar siempre bien de los muertos, hay que tratar a todos con equidad, pero sí creo que todo finado se merece un respeto, él y sus allegados. Respeto, que no es lo mismo que homenaje.

En lo que respecta a la exalcaldesa de Valencia, no era precisamente santo de mi devoción. No la voy a acusar de corrupta porque el juicio que determinaría eso ya nunca se celebrará (se la acusaba de blanquear 1000 € para la financiación ilegal del PP valenciano, recordémoslo para no perder la perspectiva frente a todos los casos de corrupción que abonan el campo patrio). Pero bajo su aquiescencia (o ignorancia, ya nunca se sabrá) sí que brotaron abundantes corruptos. Ya sólo por eso era recomendable por salud política que se hubiese, motu proprio o a iniciativa de su partido (que lo hizo finalmente, pero tarde y de muy mala manera para con ella), echado a un lado; en política, como la mujer del César, no se debe estar ni siquiera bajo sospecha.

Rita Barberá era senadora, y como tal miembro de las Cortes Generales de la presente legislatura política, y sólo por ello se merecía ese pequeño, minúsculo, recuerdo hacía su persona, hacía una compañera, se sea del partido que sea, que ha sido un minuto de silencio. Por cierto que José Antonio Labordeta, del que su no-minuto de silencio se ha mentado mucho, no era miembro de las Cortes al fallecer; igual que tampoco lo era, por ejemplo, Txiki Benegas cuando murió el año pasado, por el cual tampoco se guardo minuto de silencio alguno ni en Senado ni en Congreso.

Silencio de duelo roto por la ausencia de Pablo Iglesias y sus acólitos, y compensado luego con arcadas de indigencia ética y ruindad. Náusea acrecentada con hipocresía en vista de los homenajes y muestras de admiración que han profesado en un pasado reciente a delincuentes convictos como Bódalo u Otegi.

¿Se imaginan a un Diego Cañamero, diputado, imputado por ocupación y robo, muerto de infarto una noche, y a la bancada del PP negándole un minuto de silencio? ¿Se imaginan lo que ocurriría?

A estas alturas está claro que Podemos-IU, a base de sus hediondos espectáculos, lo que busca simplemente es separarnos en bandos, dinamitar la convivencia civil. Ellos, y los demás, los que defendemos a Barberá en este caso; en otro ya habrá otra escusa para trazar una línea en medio.

Si es así me alegro en cierta medida. Si con ello, la gente (robándoles su palabro) de bien, decente, moral, honesta, educada, respetuosa y digna, nos encontramos en el camino de los valores que nos unen, nos decantamos frente a ellos y su miseria e inmoralidad, será un acontecimiento de gran júbilo. Y si con ello descubrimos y descubren ellos mismos que están solos, como debiera ser, mejor todavía.

Sólo ha faltado, por ejemplo en boca de Alberto Garzón como alférez en que se ha convertido del Líder, que se pidiera juzgar al cadáver para acabar este bochornoso vilipendio, al modo que hizo el Papa Estaban VI con el Papa Formoso que le precedió. Quizá aunque en su ethos están las viejas tradiciones e ideas, está les pille demasiado antigua, incluso para ellos.

Como también vi en Twitter, un minuto de silencio no dice nada del que lo guarda y sí mucho del que lo repudia.