Valiente, aventurera y con ganas de conocer mundo, Victoria Conde cogió un avión a unos 7.000 kilómetros de casa nada más terminar la carrera de Magisterio Primaria en la Universidad de Zaragoza. Con tan solo 22 años, puso rumbo a Martinica, isla del Caribe perteneciente a Francia, para ser auxiliar de español y vivir una experiencia única que ha marcado un antes y un después en su camino.
Victoria Conde, con vocación para ser profesora, estudió Magisterio en Zaragoza. Desde segundo de carrera, cuando les hablaron del programa de auxiliar de conversación español en el extranjero, la aragonesa tuvo claro que era su deseo.
Fue una ambición compartida con una compañera de clase, pero, finalmente, emprendió su viaje a Martinica sola. “En cuarto nos tocó decidir. Nadie se quería ir tan lejos, pero yo prefería una isla con playa. Además, mi madre es argentina y también me influyó la posibilidad de, si alguna vez estaba triste, coger un avión e ir a Argentina”, explica Victoria.
Así pues, en junio del 2024 le comunicaron que le aceptaban la beca. Con sus maletas y mucha ilusión, el 19 de septiembre de 2024 llegó a la isla francesa.
Eso sí, lo hizo sin tener un alojamiento: “Al ser una isla, es muy complicado encontrar casa. Es mejor hacerlo una vez aquí para poder ir a verlo y evitar que te timen”. En este aspecto, la joven confiesa que su tutora le acogió 10 días en su casa hasta que encontró una habitación.
La zaragozana en Martinica.
Más de un año después de aquel aterrizaje, Victoria puede asegurar que la decisión fue la correcta e insiste en que está “muy contenta” de su vida en Martinica. De hecho, tan bien fue el primer año que quiso repetir (la beca permitía uno o dos cursos) y su objetivo es poder quedarse más tiempo en algún colegio privado para los que va a empezar a echar currículum.
Este segundo año está en un colegio diferente, ahora en la capital Fort-de-France y da clases como auxiliar a niños entre 12 y 17 años (collèges y lycées). En concreto, Victoria está en un liceo profesional, que son colegios especializados para trabajar, orientados en oficios como mecánica, peluquería (tipo FP).
En su caso, trabaja 12 horas a la semana y su labor normalmente depende del profesor principal. “Hay a veces que te dejan un grupo de 5 o 6 alumnos y haces actividades con ellos y aprovechas mucho. Hay otros profesores que te hacen hacer asambleas y ellos hablan y otras veces les cuentas cosas de la cultura española”, expone Victoria Conde.
Victoria junto a una amiga en la isla.
Además, la aragonesa destaca las diferencias con España en la relación entre alumnos y profesores: “Llego a clase y todos esperan fuera. La profesora les dice de entrar y esperan de pie. Se sientan solo cuando lo dice la profesora. Tienen mucho respeto”.
Por otro lado, subraya las situaciones complicadas que viven muchos niños. “Me ha tocado en colegios un poco más complicados y hay que adaptarse. Tengo alumnos que salen de casa a las 4.00 o 5.00 porque vienen del sur y el autobús sale a las 5.00 para llegar al centro a las 7.00. Ellos llevan desde las 4.00 despiertos y están agotados”, entiende.
Algo que se une a las situaciones familiares en cada casa, ya que, por ejemplo, hay padres que no les compran bolígrafos o folios a sus hijos para las clases.
Tengo alumnos que salen de casa a las 4.00 o 5.00 porque vienen del sur y el autobús al centro es a las 5.00
Situación económica
En cuanto a la situación económica, Victoria desvela que con la beca gana al mes 1.178 euros por 12 horas. Una cifra que valora mucho, aunque reconoce que Martinica, al ser una isla, es muy caro y le va justo para pasar el mes: “Si Francia es cara, esto es un 40% más”.
Cabe destacar que por su habitación en la capital en una casa con aire acondicionado y “que está muy bien” paga 550 euros al mes y que el ocio es también bastante caro. “Una pizza margarita no baja de los 18 o 20 euros. Un cóctel unos 11-15 euros. Cada vez que sales te dejas mucho dinero”, añade.
Victoria Conde con unas amigas en una playa en Martinica.
Al ser un departamento francés, la joven señala que los que trabajan para el Estado cobran mejor, pero los autónomos van más justos porque la vida es cara. Incluso, cuando llegó a Martinica se encontró con muchas revueltas y un movimiento social contra los precios.
En cuanto a los profesores con una jornada completa, pueden llegar a cobrar unos 2.800 o 3.000 euros. Sin duda, una buena razón para quedarse ahí como maestra. No obstante, es algo difícil porque la oposición es nacional y te puede tocar en cualquier lugar de Francia.
Vida en Martinica
Por otro lado, según explica la zaragozana, se nota un importante choque cultural al llegar a Martinica, ya que, a pesar de ser Francia, está en el Caribe y la forma de vida es diferente.
“Las costumbres y la gente son diferentes. Te dicen cosas por la calle o te silban… Por la noche es mucho mejor ir acompañada. Es lo primero que me dijeron al llegar. Aquí todo el mundo va en coche, hay poco espacio para andar y vas por la carretera. Al principio volvía muy pronto a casa por la tarde. Luego te haces al barrio o haces amigos que te llevan a casa”, describe Victoria.
No obstante, la joven está encantada con su vida en la isla, donde ha establecido su rutina y ha formado un grupo de amigos. Trabaja, juega a balonmano, estudia la oposición de maestra para Aragón y disfruta de la playa, de experiencias en barcos, y cada día siente el privilegio de vivir esta oportunidad.
“Es una vida mucho más calmada, mucho más tranquila. A Martinica le llaman la isla de la gente que vuelve o isla de regreso. Tiene eso que atrapa a la gente”, concluye feliz Victoria.
