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Vivir en Suiza no es para nada barato, sin embargo, como Rafa Carrascosa asegura a EL ESPAÑOL DE ARAGÓN, los sueldos están diseñados para soportar ese alto coste de vida.

Desde una de las ciudades más caras del mundo, Ginebra, este zaragozano lleva más de una década alejado de Aragón y reconoce que aún se sorprende al comparar lo que ganaba en España con lo que percibe ahora: “Yo alucino con que los salarios españoles sigan igual que cuando me fui hace 15 años”, confiesa.

Rafa trabaja como jefe de departamento en ACNUR, gestionando grandes donaciones. Lleva toda una vida dedicada a la labor humanitaria. Antes, trabajaba en Médicos Sin Fronteras, donde recorrió medio mundo en sus 17 años en la organización.

Sin embargo, cuando le preguntas sobre la calidad de vida y el poder adquisitivo, asegura que la diferencia entre Ginebra y Barcelona (donde trabajó con la ONG) es abismal. “A mí me permite tener una capacidad adquisitiva que, por ejemplo, cuando vivía en Barcelona y trabajaba en Médicos Sin Fronteras con un puesto relativamente parecido, no tenía”, explica.

Su relato, común en redes sociales donde se ha popularizado la emigración española hacia Suiza, va más allá de los números. Se trata de una forma de vida diferente, donde la estabilidad económica permite organizar el tiempo con más libertad. “En Suiza, el salario está adaptado al coste de la vida. Es la base de todo”, resume.

Esa proporcionalidad hace que los precios altos no sean un problema, sino parte del equilibrio del sistema.

La realidad de los salarios en Suiza

En el país alpino, incluso los puestos menos cualificados tienen remuneraciones que en España serían impensables. Según asegura Rafa, una cajera de supermercado, por ejemplo, puede cobrar entre 4.000 y 4.500 francos suizos al mes (unos 4.000 euros).

En el caso de los becarios, haciendo una comparación con España, aún llama más la atención: “Si tú quieres pagar a un becario y quieres sacar una plaza de becario remunerada, el salario mínimo son 4000. Pagar a un becario, le pagas 4000 euros.”

Además de los salarios, Suiza cuenta con otros beneficios contractuales igualmente atractivos. Ejemplo de ello es la flexibilidad laboral: “Aquí es muy común que la gente no trabaje al 100%. Hay quienes lo hacen al 80% o incluso al 60%, y aun así viven cómodamente”, explica el zaragozano.

La cultura del tiempo parcial está tan normalizada que muchas ofertas laborales ya incluyen porcentajes de dedicación: 50%, 60%, 80%. En otros casos, se negocia directamente con la empresa.

Rafa, con un puesto de “middle management” en ACNUR y dos hijos, describe un panorama muy caro pero donde el sueldo te permite mantener un equilibrio con la vida normal, dejando siempre un 'huequecito' para el ahorro.