Pocas cosas son para toda la vida, pero una de las que sí es duradera es hacerse un tatuaje. Una decisión que toman muchas personas, y que cada vez más, se está haciendo por impulso.
Así lo asegura Felix Camuñas (50 años), tatuador y propietario del local Profesional Tattoo en Zaragoza. Fue el primero en montar una escuela de tatuadores en la capital aragonesa y lleva 29 años tatuando, lo que le acerca ya a los 30.000 tatuajes realizados.
Pero si hay algo que destaca en Profesional Tatoo, es la sinceridad que hay con los clientes: "Yo si hace falta les digo que algo no se lo hago". De esta forma, cada semana, Félix tiene que decir no a más de 100 tatuajes: "Les digo, te vas a arrepentir, que te lo haga otro", ha explicado.
Como ha contado a este diario, cada vez se tatúa más por modas, y por ello, tal como indica, "cuando se despierten, se van a cagar en el tatuador". Por eso, aunque los clientes insisten en que la responsabilidad es de ellos, Felix lo tiene muy claro: "Siempre digo que el problema es mío, porque antes de tatuador, soy psicólogo", ha contado.
Algo que también rechaza constantemente son las peticiones de tatuajes en las manos, una zona intocable para él: "Aquí es imposible curarlo, tienes que estar sin trabajar un tiempo, no mover las manos... por eso no lo hacemos", ha afirmado.
Para Felix, ahora hay un problema génerico con el impulso de tatuarse que reside en las redes sociales: "La gente se está yendo muchísimo de la cabeza por ir de flipaos, hacerse viral o por likes", ha explicado.
Tatuaje a color en Profesional Tattoo.
"Me jode los chavales que se están llenando el cuerpo de mierda y pijadas debido a Instagram", ha contado. Además, hay muchos que se hacen los tatuajes a sí mismos para "practicar": "Solo para los views, para que los vean pero, ¿qué están haciendo? ¿tan poco se quieren?", ha lamentado.
Felix insiste en que muchas veces lo hacen para "vacilar con los colegas" y no se dan cuenta de que esto puede cambiarles la vida: "Puede cerrarte la puerta en muchos trabajos o que te señalen por el hecho de estar lleno de tatuajes", ha explicado.
Interior del local Profesional Tattoo.
Sin embargo, aunque cada vez son más los que se arrepienten, todavía no existe una técnica que elimine los tatuajes: "Se está engañando a la gente porque el tatuaje no desaparece, se aclara, se quita como mucho un 60% de tinta o se tapa, pero siempre va a quedar la huella", ha aclarado.
Muchas personas utilizan el láser para "eliminarlos", pero Félix advierte del riesgo que ello implica: "Puedes pasarte de sesiones, y por tanto, quemarte la piel y que se levante para arriba".
De hecho, él mismo lo ha vivido: "Me ha pasado de hacer hasta 6 sesiones para quitar un tatuaje y al final que decidan hacerse un cover, tapar uno encima de otro, porque ya han dado por hecho que eso no va a desaparecer", ha confesado.
Otro "remedio" sería hacer un black out, que implica cubrir una parte del cuerpo con tinta negra: "Pero eso es una mierda de la que te vas a arrepentir en cuatro días y que puede traer un montón de problemas médicos", ha explicado.
De este modo, cuenta que ahora "lo que vale es llenarse de tatuajes", y ya no se piensa en la importancia que eso implica. De hecho, le han llegado a pedir en una sesión hacer más de cinco tatuajes: "Parece que a veces es como si fuera una oferta: dicen que se ahorran dinero, tiempo...".
Para Felix un tatuaje es "una herida con tinta" no algo "mágico" como afirman muchas personas. "Parece que ahora es válido tatuarse todo, ya no es arte en la piel", ha explicado.
"Voy a cambiar la fisionomía y estética de alguien, por eso no voy a tatuar a quien se lo ha pensado en una tarde", ha manifestado. Del mismo modo que si viene alguien que lo tiene seguro, no duda en hacerlo: "El nombre de una abuela por ejemplo", ha dicho.
En definitiva, él se considera "asesor de imagen", y, aunque es tatuador y parece que es "tirarse piedras a su propio tejado", si la persona no está segura, le dice que tiene toda la vida para hacérselo: "Tiempo para tatuarse hay, pero para quitarlo no", finaliza.
