El inicio de las clases está a la vuelta de la esquina. La Universidad ya ha puesto en marcha sus “cursos 0” para el nuevo alumnado y, en los próximos días, recibirá a miles de estudiantes. Acceder a los estudios superiores sigue siendo un paso importante para prepararse de cara al mercado laboral; sin embargo, la universidad no es para todo el mundo.
En España existe cierta “titulitis” que empuja a los jóvenes a continuar con la cadena académica: secundaria, bachillerato y, después, lo que muchos consideran lo mejor, la Universidad. No obstante, en los últimos años la Formación Profesional (FP) ha ganado popularidad como una alternativa práctica y orientada al empleo.
Un ejemplo de este cambio de mentalidad lo encarna Sergio Beguería, un joven aragonés que abandonó la universidad y hoy triunfa en los negocios. En 2025 ha sido incluido en la prestigiosa Lista Forbes Under 30.
Beguería, con tan solo 23 años, aparece en el ranking junto a su compañero Juan Domínguez como cofundadores de 'Tengo un Plan', una plataforma que nació de la inquietud de Sergio por crear contenido con impacto y del impulso de Juan por embarcarse en un nuevo proyecto. Un espacio donde escuchar conversaciones reales, sin filtros, con personas que tienen algo valioso que aportar.
A pesar de no haber terminado la carrera, Beguería está logrando un éxito notable. “La dejé porque, después de más de tres años creando contenido y aprendiendo de expertos, me di cuenta de que estaba aprendiendo más entrevistando a profesionales del branding y el marketing que en las clases teóricas”, señala en su perfil de LinkedIn.
Una de las críticas más frecuentes hacia la universidad, en determinadas titulaciones, es precisamente la falta de práctica y la excesiva carga teórica. Sin embargo, su misión va más allá de lo técnico: busca formar profesionales capaces de pensar críticamente, analizar problemas complejos y adaptarse a contextos cambiantes. La teoría, aunque a veces cuestionada, proporciona la base de ese pensamiento profundo.
Beguería lo tiene claro: en su tercer año de carrera, “descubrí que, para mí, lo que más me estaba enseñando… era hacer cosas”, explica. Por eso tomó la decisión de dejar los estudios. “¿Significa esto que no recomiendo estudiar? Para nada”, aclara.
El joven emprendedor insiste en que cada camino es distinto y que la universidad sigue siendo valiosa: “La universidad es muy valiosa y nunca recomendaría seguir mis pasos”. No obstante, recalca que lo más importante, “hagas lo que hagas, es la actitud”.
Este mensaje lo compartió hace unos meses en LinkedIn, y su publicación acumula decenas de reacciones y comentarios, la mayoría en apoyo a su visión sobre el aprendizaje y la formación.
Entre ellos destaca el de una profesora universitaria: “Luego de dar clases en una universidad durante años, debo decir que quienes destacaron lo hicieron porque siguieron estudiando (generalmente en algo que no aprendieron en la universidad) y se especializaron”, comienza.
“Tampoco desapruebo al que quiere estudiar en ella, pero seamos honestos: los programas actuales de educación están tan desactualizados que da miedo, y hasta pena. Hay excepciones, por supuesto, pero en su mayoría son cátedras con profesores que no se actualizaron, con manías, con estereotipos… y muchos alumnos se centran en ‘pasar’ materias más que en aprender”, sentencia.
El debate entre teoría y práctica, universidad y experiencia directa, sigue abierto y no tiene una respuesta única. Lo que sí está claro es que el aprendizaje es un proceso continuo y personal. La universidad puede ser un camino sólido, pero no el único. Lo esencial, como concluye Beguería, es tener actitud, iniciativa y una mentalidad abierta al cambio.
