Zaragoza
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No hay nada que un padre no haría por su hijo, tampoco nada que un hijo no haría por su padre. Y son numerosos los ejemplos que dan cuenta de ello. Hace unos días, una vecina de Zaragoza organizó un emotivo y gran homenaje a su padre, después de 65 días ingresado en el hospital, 13 de ellos en la UCI.

Francisco Javier es un apasionado del mundo del motor, motero durante toda su vida. Sin embargo, el zaragozano ha tenido que vivir unos días muy difíciles por un cáncer de colon. Cuatro operaciones en 18 días, 13 días en la UCI y un total de 65 días ingresado en el Hospital Miguel Servet, pensando incluso que no saldría adelante.

Ante tal situación, y cuando los médicos ya confirmaron que podría volver a casa, su hija Lorena comenzó a movilizarse para hacerle el mejor de los regalos: un recibimiento de moteros.

“Él ha corrido siempre, es su mundo. Me pareció una idea bonita la de poder recibirlo a la salida del hospital con lo que de verdad le gusta y escoltarlo hasta casa, después de haberlo pasado tan mal”, explicaba hace unas semanas.

Así pues, Lorena hizo un llamamiento a través de grupos de Facebook, recibiendo una respuesta que no imaginaba. “Más de 400 personas se han puesto en contacto conmigo, la gente se ha volcado un montón. El mundo motero es muy dado a estas iniciativas”, señalaba entonces.

Los moteros le llevaron algunos regalos.

Sin embargo, la situación se alargó más de lo previsto, pero mientras tanto, varios moteros crearon un grupo de WhatsApp esperando el momento de que Francisco Javier saliera del hospital y poder darle la sorpresa.

Reunión motera

Con algún cambio de planes, finalmente el homenaje tuvo lugar este domingo 27 de julio, cuando Francisco Javier ya estaba en casa. “Ha sido increíble, han venido 47 motos a darle la sorpresa a mi padre y todavía estamos en shock”, confesaba Lorena.

“Quedaron todos en el parking de Puerto Venecia para salir y venir hasta Las Fuentes juntos, hasta la zona donde vivimos. Era mejor hacerlo así”, describe la hija.

Sorpresa de los moteros.

“Lo saqué a desayunar y hubo un momento que nos quedamos en la acera. Llegaron pitando, y le dije que era su homenaje, todo fue por sorpresa. Él no sabía ni qué hacer, no se lo esperaba. Fue muy bonito, una auténtica pasada”, continúa.

Además, Lorena explica que le trajeron regalos, chapas, pines y le dieron hasta una camiseta. “Hemos formado una gran familia motera, son personas increíbles. No tengo palabras de agradecimiento”, anuncia con emoción esta vecina zaragozana.

Así pues, tras los meses tan complicados que habían pasado Francisco Javier y Lorena, la alegría volvió a ser protagonista con un pequeño gesto que se convirtió en lo más grande.