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No sé si el talento en la cocina aparece al convertirse en abuela, pero he de reconocer que la mesa en casa de la madre de mi madre no la he saboreado en ningún otro sitio. Es aragonesa, y la maña en la cocina le viene de la tierra, pero su secreto no quiere llevárselo a la tumba. Siempre que se pone el delantal, me avisa para que la ayude.
He de admitir que, como chef, no tengo futuro, aunque ser pinche de cocina no se me da nada mal. Mi abuela y mi madre coinciden en que soy una excelente ayudante, y oye, a falta de pan, ¡buenas son tortas! (Quien no se consuela es porque no quiere).
Pero el tema del que vengo a hablaros hoy no es mi poca destreza en los fogones, sino la sencilla receta de mi abuela, que siempre me queda perfecta. Se trata de un postre muy típico de Aragón, con una preparación fácil, rápida y deliciosa.
La cocina de Aragón brilla especialmente en los dulces que acompañan sus diversas festividades. Desde los turrones de guirlache y la trenza de Almudévar hasta los huesos de santo o las teticas de Santa Águeda. Entre los postres más entrañables están los buñuelos de viento, unas pequeñas delicias que se sirven en muchas mesas.
Los buñuelos de viento son bolitas de masa frita, ligeras y aireadas, que suelen rellenarse de crema pastelera, nata o chocolate. Su nombre se debe a que, al freírlos, se inflan y crean un interior hueco perfecto para el relleno.
Buñuelos de viento
Los buñuelos de viento son un postre típico aragonés que se toma en Semana Santa, Carnaval y Todos los Santos, consiste en una masa tipo choux de sabor bastante neutro, que se fríe y se infla en el proceso y que luego se embadurna con azúcar o canela, o que se rellenan.
También existen versiones de buñuelos en las que a la masa se le añade otro tipo de ingredientes. Los más famosos son los buñuelos de bacalao, que por la abstinencia de carne se preparan tradicionalmente en Cuaresma. No obstante, en casa de mi abuela siempre iban rellenos de nata.
Ingredientes
- 250 ml de agua
- 50 g de mantequilla sin sal
- 150 g de harina de trigo
- 4 huevos
- Aceite de oliva suave o vegetal para freír
- Azúcar glas para espolvorear
Paso 1
Elabora la masa: Calienta el agua, la mantequilla y la sal hasta que hiervan. Incorpora la harina de golpe y remueve enérgicamente hasta que la mezcla forme una bola que se despegue de las paredes de la cacerola.
Paso 2
Incorpora los huevos: Deja enfriar ligeramente la masa antes de añadir los huevos, uno a uno, batiendo después de cada incorporación. Debes lograr una masa suave pero consistente.
Paso 3
Freír: Calienta abundante aceite en una sartén. Forma pequeñas bolas con la masa usando dos cucharas y fríelas hasta que se inflen y estén doradas.
Paso 4
Espolvorea y sirve: Escurre los buñuelos sobre papel absorbente y espolvorea azúcar glas antes de servir.
Para el relleno, mi abuela no se 'rompía la cabeza' e iba a por lo seguro, fácil y rápido: nata montada. Los buñuelos pueden rellenarse de crema pastelera, chocolate, crema de limón, o ¡hasta de bacalao! Sobre gustos no hay nada escrito, pero los que a mi me quedan perfectos son los de nata.
Con cualquier 'nata para montar' se puede preparar el relleno de estos buñuelos, y solo hay que tener un poco de paciencia y maña, para rellenarlos cuidadosamente sin que se rompan.
Mi truco para que queden perfectos es guardarlos en la nevera y sacarlos un poco antes de consumir, cubriéndolos justo en el último momento con azúcar glas. Rápido y fácil, este postre nunca defrauda.