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El recetario típico aragonés es un reflejo de la tradición y la riqueza gastronómica de la comunidad, con platos contundentes y elaborados con productos locales. Su cocina combina influencias castellanas, catalanas y navarras, con un fuerte arraigo en los productos de la huerta, la ganadería y la caza.
Entre los platos principales de Aragón se encuentran el ternasco de Aragón (cordero asado o guisado, uno de los platos más emblemáticos de la región), las borrajas con patatas (verdura típica de Aragón, cocida y acompañada de patatas y, a veces, almejas o jamón), o el bacalao ajoarriero (preparado con bacalao desmigado, ajo, patatas, tomate y huevo).
Sin embargo, también existe otra receta típica aragonesa de las abuelas que es muy fácil de hacer y resula perfecta para el invierno: el rancho aragonés. Se trata de un guiso tradicional y sencillo, muy popular en Aragón, especialmente en reuniones familiares o comidas al aire libre. Se caracteriza por su versatilidad, ya que se puede hacer con diferentes tipos de carne y verduras según la disponibilidad. Es un plato contundente y sabroso, perfecto para días fríos.
El rancho aragonés es un guiso tradicional de Aragón, muy popular en reuniones familiares y comidas campestres. Su origen está ligado a la cocina humilde de pastores, jornaleros y agricultores, quienes aprovechaban los ingredientes disponibles para preparar un plato contundente y reconfortante.
El rancho aragonés se ha cocinado históricamente en el campo, en grandes calderas o perolas sobre fuego de leña. Es típico de celebraciones al aire libre, como romerías o festividades locales, donde se hace en grandes cantidades para compartir. Su sencillez y versatilidad han hecho que se mantenga como un plato muy apreciado en la gastronomía aragonesa.
Ingredientes
500 gramos de carne (costilla de cerdo, pollo o conejo, aunque algunas versiones llevan ternera)
300 gramos de patatas
150 gramos de arroz (opcional, en algunas versiones)
1 pimiento rojo
1 pimiento verde
1 cebolla
2 dientes de ajo
2 tomates maduros o 2 cucharadas de tomate triturado
1 hoja de laurel
1 cucharadita de pimentón dulce
Aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta al gusto
Caldo o agua (aproximadamente 1 litro)
Opcional: guisantes o judías verdes
Paso 1
Sofrito base: En una cazuela grande con un buen chorro de aceite de oliva, dorar la carne troceada a fuego medio-alto. Cuando esté bien sellada, retirar y reservar.
Paso 2
Verduras: En el mismo aceite, pochar la cebolla y los ajos picados. Luego, añadir los pimientos en trozos pequeños y sofreír unos minutos.
Paso 3
Tomate y especias: Incorporar el tomate rallado o triturado, el laurel y el pimentón. Remover bien y dejar cocinar hasta que el tomate reduzca.
Paso 4
Cocción del guiso: Volver a añadir la carne a la cazuela y cubrir con caldo o agua. Cocinar a fuego medio durante unos 20-30 minutos.
Paso 5
Patatas y arroz (opcional): Pelar y chascar las patatas para que suelten el almidón y espesen el caldo. Añadirlas al guiso y cocinar unos 15 minutos más. Si se quiere incluir arroz, añadirlo junto con las patatas y ajustar la cantidad de líquido.
Paso 6
Rectificar y servir: Ajustar de sal y pimienta y cocinar hasta que todo esté tierno. Servir bien caliente.
Es un plato rústico y sabroso, que admite muchas variantes según la zona y los ingredientes disponibles. Algunas versiones incluyen embutidos como chorizo o longaniza de Graus para darle más sabor.
Con respecto a las variantes de esta plato, cabe destacar que en Teruel, el rancho suele llevar más carne de cerdo y a veces se aromatiza con tomillo. Sin embargo, en Huesca, es común añadir longaniza de Graus para potenciar el sabor.
Además, en algunas zonas, se hace más caldoso o más espeso según la cantidad de caldo y el uso de arroz. De la misma forma, tradicionalmente, se cocina en fuego lento y se sirve en cazuelas de barro.
Este plato es energético y saciante: Ideal para reponer fuerzas, especialmente en climas fríos. Además, es rico en proteínas de calidad: Favorece el mantenimiento muscular y la regeneración de tejidos.
De la misma forma, tiene un buen aporte de fibra: si se usan verduras como pimientos y guisantes, ayuda a la digestión. Igualmente, es versátil y equilibrado: se puede adaptar para hacerlo más ligero (reduciendo grasas) o más proteico según las necesidades.
Cabe destacar que si se quiere una versión más saludable, se puede usar menos aceite, optar por carnes magras (pollo o conejo) y aumentar la cantidad de verduras.
