Con toda la cautela del mundo, Aragón ha llegado a mitad del verano con un respiro en incendios forestales. El territorio aragonés está sobreviviendo a los días más calurosos del año con una tregua en cuanto a fuegos, después de haber sufrido episodios de tormentas en junio y julio que sí causaron daños tanto en infraestructuras municipales como en otros daños materiales.
En concreto, en lo que va de año, se han generado menos de 200 incendios, que han quemado alrededor de 300 hectáreas, de las que más de la mitad ha sido masa arbolada. De hecho, lo habitual en las últimas dos décadas es acumular 2.600 hectáreas ardidas a estas alturas del año.
Las abundantes lluvias que cayeron durante la primavera han favorecido la lucha contra los incendios, ya que han dejado húmeda tanto la vegetación como los matorrales, como destaca la directora general de Gestión Forestal, Ana Oliván. “La primavera fue bastante lluviosa y llegamos a junio con un nivel de humedad en la vegetación muy elevado. Es cierto que incrementar la vegetación herbácea es un riesgo, pero el matorral y el arbóreo están en muy buen estado”, ha subrayado.
Además, por segundo año, el operativo antiincendios está funcionando durante los 365 días, lo que también es una ayuda extra para fortalecer las medidas contra los posibles fuegos. “Se ha trabajado en el mantenimiento y apertura de cortafuegos, de infraestructuras de defensa y prevención y, en definitiva, para estar preparados en caso de incendios”, ha apuntado Oliván.
El mayor siniestro de este año fue el vivido en Tolva (Huesca), en el que ardieron 57 hectáreas, 47 de superficie forestal, principalmente de pinar, encina y quejigo, y otras 10 de terreno agrícola, según las últimas estimaciones. También destaca el que sufrió Berge (Teruel) a final de junio, devastando casi 42 hectáreas.
En 2024, la Comunidad tuvo que luchar contra un gran incendio en Nonaspe (Zaragoza) que arrasó cerca de 400 hectáreas, más que en todo el territorio en lo que va de 2025, con un perímetro de 14 kilómetros. Además, en agosto se originó otro potente fuego en Corbalán (Teruel), que calcinó casi 200 hectáreas de terreno.
En cualquier caso, desde las instituciones hacen un llamamiento a toda la población a mantener la prudencia, más en estos días de ola de calor y donde, coincidiendo con el eje central de las vacaciones, hay más gente en el campo. “Tendemos a pensar que las cosas malas ocurren a los demás y que a mí no me va a pensar nada malo, pero los accidentes ocurren y no podemos bajar la guardia en ningún momento”, ha resaltado la directora general de Gestión Forestal.
Porque, en la mayoría de incendios, sigue estando detrás la labor del hombre. “Los incendios, muchas veces, tienen detrás un componente humano. Todos debemos ser responsables en el comportamiento en el medio natural, tanto si es una actividad de ocio o laboral, y pensar por el bien del conjunto de la sociedad”, ha remarcado.
