Zaragoza
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A cinco días de que este sábado vuelva a escucharse la frase de ‘a las 3 serán las 2’, el debate sobre el cambio de hora está más vivo que nunca después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, haya propuesto eliminar esta medida para “proteger los ritmos biológicos y la vida de la gente”.

Esta medida se implantó de forma ininterrumpida en España en los años 70 como una medida de ahorro energético. Sin embargo, recientes estudios sostienen que los beneficios para los ciudadanos son prácticamente imperceptibles en los bolsillos. “El IDAE afirma que el ahorro puede estar por debajo del 1%, que puede suponer seis euros al año por hogar. No es algo crítico para nuestro país”, expone Jesús María Sahún, consultor energético y director comercial de Switching Consulting.

De hecho, este experto del mercado energético reconoce que esta medida puede estar “anticuada” con las inversiones que se han llevado a cabo para la eficiencia energética y la instalación de luces LED.

“Estas medidas se adoptaron por los sobrecostes de la iluminación de hogares y viales públicas. Ahora, el impacto es menor con la implantación de luces inteligentes y LED, lo que ha hecho que el consumo energético baje mucho”, ha apuntado.

Además, Sahún también señala a un segundo efecto como consecuencia del cambio de hora, difícilmente cuantificable, como las molestias que suponen para los ciudadanos.

“No sé si será oportunista, porque ahora todo es política, pero el mensaje del presidente no es nuevo, sino que se viene hablando desde hace al menos 10 años en el seno de la UE, confluyendo con temas de eficiencia energética. Tocará tomar decisiones a los que les compete”, ha señalado.

Medidas de ahorro

En cualquier caso, haya o no cambio de hora, son diversas las acciones que se pueden llevar a cabo en cada hogar para tratar de minimizar el impacto en los bolsillos de la llegada del invierno, si bien son medidas que, como explica Sahún, deben ir realizándose durante todo el año.

“En las próximas dos semanas comenzarán a enchufarse las calefacciones individuales y comunitarias. Son uno de las principales fuentes de gasto entre noviembre y abril, y hay que manejar muy bien cómo se calienta la vivienda, priorizando las horas en las que las personas estén en el domicilio”, explica.

En concreto, la temperatura debería estar entre 21 y 22º, y apagarse cuando no haya nadie en la vivienda y por la noche. Además, hay que controlar la ventilación, jugando con las persianas y cortinas, para evitar la pérdida de calor.

Igualmente, Sahún aconseja vigilar la factura para conocer qué se tiene contratado y si es la propuesta más competitiva del mercado. Todo ello sin plantear que se afronten inversiones a largo plazo para cambiar a electrodomésticos más eficientes.