Parecía que el teletrabajo había llegado para quedarse. Lejos queda la imagen instaurada de los trabajadores creándose puestos de oficina en sus propias casas cuando irrumpió la pandemia en 2020. No quedó otra, pero las empresas tuvieron que sucumbir al teletrabajo para mantener su productividad.
Sin embargo, cinco años después lo que muchos esperaban que se fijara, ha ido perdiendo fuelle. En la actualidad, España se encuentra muy por debajo de la media en teletrabajo, ya que solo un 15% de los ocupados teletrabajan, seis puntos abajo de la media europea. Si se concreta en Aragón, la cifra aún es inferior ya que apenas alcanza el 8,4%, según los datos recabados por el Instituto Nacional de Estadística.
"Estamos muy lejos del resto. Es cierto que no hay mucha mentalidad por parte de las empresas", subraya Carmelo Asensio, secretario de empleo en CCOO Aragón, ante estos datos. Apenas llega al 35,5% de las empresas que han adquirido el teletrabajo en la comunidad.
El boom del teletrabajo fue notorio ya que en 2021 se adhirieron a este un 12,5% de la población ocupada. Sin embargo, con la salida definitiva de la pandemia muchas empresas pasaron del "todos teletrabajando a ninguno", lo que produjo una bajada sustancial en 2022 con solo un 7,7%. Unos datos que se recuperaron en el 2023 con un 8,9%.
Parte de ello, Asensio lo justifica al decir que muchos conjuntos "no son conscientes" de que tienen que financiar ese teletrabajo. Según la ley que se fijó sobre el teletrabajo y el trabajo a distancia, la empresa debe financiar los costes del mismo, como el ordenador y el wifi. "Hemos llegado a ver empresas que se han escaqueado hasta de dar ordenadores", reclama.
Ante esto, el secretario de empleo de CCOO destaca que se debe estar atento a que los derechos de los trabajadores y las trabajadoras no se vulneren: "Hay un claro riesgo de que, finalmente, sean las mujeres trabajadoras, las que se vean perjudicadas de alguna manera con el teletrabajo".
En esta línea matiza que esto apunta a que el lado de la conciliación recaiga en ellas "ya sea con contratos parciales para el cuidado o el teletrabajo".
Sin embargo, aboga por la apuesta del mismo ya que "mejora la productividad" ante la falta de posibles distracciones que puedan surgir en el interior de la oficina.
Natalia, de 24 años, es asidua al teletrabajo desde que comenzó en su puesto como ingeniera. Esta ingeniera tuvo que mudarse a Barcelona para trabajar y el teletrabajo ha sido un papel clave para poder tener un equilibrio en su vida: "Ahorro en movilidad porque tengo cerca de una hora para llegar a la oficina, por lo que además de ganar tiempo soy más productiva", reflexiona.
Con esto, dice, ayuda a romper el mito de que quien teletrabaja "realmente no lo hace": "Estoy en constante línea de contacto con mis jefes y compañeros. Hacemos quedadas virtuales para compartir nuestros avances con todo el equipo".
Más allá de ello, ya que le permite poder tener flexibilidad para poder acudir a visitar a su familia en un pueblo de Zaragoza mientras teletrabaja desde ahí. "Al final me permite poder organizarme más a mi medida", explica.