El ambicioso proyecto de Stellantis y CATL para levantar una gigafactoría de baterías en Figueruelas (Zaragoza) da nuevos pasos para ser una realidad en 2028. Las compañías han obtenido ya el visto bueno inicial al Plan de Interés General Autonómico (PIGA), documento clave que define los detalles del proyecto industrial, valorado en 4.100 millones de euros y que prevé generar hasta 3.000 empleos directos a partir de su puesta en marcha.
Aunque el PIGA incluye un extenso esquema del diseño y los aspectos generales de la planta, Stellantis y CATL han solicitado mantener en reserva los elementos más sensibles del proyecto, como su estrategia tecnológica, los procesos de automatización, la integración de sistemas industriales y las tecnologías propias que piensan implementar.
Uno de los puntos más llamativos del proyecto es el volumen de agua que necesitará la instalación: hasta un millón de metros cúbicos anuales, equivalente a unos mil millones de litros o, en términos más gráficos, tanta agua como la que consumen 25.000 hogares, más que Calatayud, la cuarta ciudad de Aragón. Esta cifra supera ligeramente el consumo de agua actual de la planta de vehículos que Stellantis ya opera en la misma localidad.
A pesar de ese incremento, la empresa asegura que no habrá problemas de abastecimiento, dado que la concesión actual, que asciende a 1,4 millones de metros cúbicos anuales, es suficiente para cubrir la futura demanda.
En términos comparativos, el uso de agua previsto para la gigafactoría supera al de toda la ciudad de Calatayud, que consume 734.000 metros cúbicos al año, y es también superior al estimado por Amazon Web Services para sus centros de datos en España, que ronda los 755.000 metros cúbicos. No obstante, queda muy por debajo del consumo agrícola de Aragón, que en 2018 alcanzó los 2.072 millones de metros cúbicos.
Para garantizar el suministro, se contempla una importante adaptación de la infraestructura existente. Stellantis cuenta actualmente con dos concesiones: una para captar 130 litros por segundo del Canal Imperial de Aragón y otra para 153 litros por segundo durante 16 horas desde el río Ebro. Estas fuentes seguirán siendo la base del abastecimiento, pero se requerirá la instalación de nuevas conducciones y la ampliación de las plantas de tratamiento.
El sistema hidráulico proyectado para la gigafactoría incluye dos depósitos de 1.300 metros cúbicos cada uno, una sala de bombas y una zona de almacenamiento de agua. Parte del agua, destinada a sistemas de refrigeración, será sometida a un proceso de ósmosis inversa con el fin de reducir su conductividad y la presencia de cloruros y sulfatos, mejorando así su rendimiento en los circuitos de refrigeración y enfriadores adiabáticos.
El plan también apuesta por la sostenibilidad hídrica. Se implementará un tratamiento terciario avanzado para permitir la reutilización del agua depurada dentro de las instalaciones, lo que no solo servirá para reducir el consumo total, sino que permitirá que el sistema funcione de forma eficiente, incluso durante tareas de mantenimiento.
Además, la planta de tratamiento de agua de la actual fábrica de vehículos será ampliada para aumentar su capacidad de 550 a 900 metros cúbicos por hora, adecuándola así a las nuevas exigencias de la gigafactoría.
Este proyecto consolida el papel de Aragón como uno de los focos industriales más relevantes en la transición hacia la movilidad eléctrica, y representa uno de los mayores desarrollos industriales en España en los últimos años.
