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De ese lejano 8 de septiembre de 1957 al 25 de mayo de 2025 han pasado casi 70 años, 24.731 días, infinidad de partidos, victorias, goles, lágrimas, emociones y recuerdos imborrables. La histórica Romareda vivirá hoy su última gran noche, pero su legado será eterno en cada zaragocista y amante del fútbol.

Parece increíble, pero ha llegado el día, esa fecha que tan lejos se veía, que muchos pensaban que jamás llegaría. Es el momento de despedir a este tan viejo como mítico estadio. Más de 24.000 personas darán el último adiós a un lugar que tantos momentos históricos ha presenciado, que tantos ídolos y leyendas ha visto en sus entrañas. Y, por supuesto, que tan feliz ha hecho a muchos.

Hace casi un año miles de socios del Gol Sur se despidieron ya de su butaca, de sus compañeros de fútbol, esos que ya eran familia. Ahora, le toca al resto de gradas, que comenzarán a finales de junio su demolición.

Tras 12 temporadas lejos de la élite del fútbol español y después de vivir una pandemia mundial que la dejó huérfana, La Romareda prestará su último servicio de la forma menos romántica, con el dramático objetivo de la permanencia.

Más allá de la situación, la emoción rebosará por cada punto de La Romareda, en cada uno de los presentes, de aquellos que ya no están o de quienes, con nostalgia, lo verán desde lejos.

En representación de todos esos futbolistas, también zaragocistas, que han pasado por el feudo a lo largo de su historia, EL ESPAÑOL DE ARAGÓN ha reunido allí a cuatro generaciones diferentes para volver por instantes al pasado, poner la vista en el futuro, recordar sus mejores momentos y repasar todos aquellos detalles que hacen de La Romareda un lugar único en el mundo.

Manolo Nieves, exjugador del Real Zaragoza durante 14 temporadas, entre 1968 y 1981; Xavi Aguado, el jugador con más partidos de la historia del club junto a José Luis Violeta y eterno capitán que vistió de blanquillo de 1990 a 2003; César Láinez, canterano, jugador (1999-2005) y entrenador; y Marcos Cuenca, canterano del Real Zaragoza en el Deportivo Aragón, son los protagonistas de un reportaje muy especial.

César Láinez, Xavi Aguado y Marcos Cuenca.

Manolo Nieves, asturiano de nacimiento, pero “un mañico más”, fue el primero de estos cuatro en defender el escudo del león llegando a jugar con los Magníficos. En aquella era, La Romareda no era como ahora, pues recuerda que solamente tenía la tribuna cubierta y tres gradas aún incompletas, solo con la parte de abajo. “Tenía una fama a nivel nacional e internacional muy importante”, asegura pese a aquello.

Unos años después, con su “petate de la mili”, llegaría a Zaragoza Xavi Aguado. En su caso, destaca que La Romareda tenía capacidad para 45.000 personas porque había gente en los sectores laterales y detrás de la portería de pie. “Es lo que más te impresionaba, el efecto de público, de la presión y de la gente animando”, cuenta.

Manolo Nieves en el exterior de La Romareda.

El alma de La Romareda

Uno de los sellos de identidad de La Romareda es, sin duda, la profundidad de sus redes. Este hecho único deslumbra a muchos futbolistas, aunque para un portero, como César Láinez, es lo peor. “El venir hacia aquí y ver la red tan profunda hace que la portería todavía se vea más grande. El efecto óptico del delantero le influye”, defiende el zaragozano, que se queda con las noches europeas y coperas: “Venías en el autobús y veías a la gente, el bar Rogelios, los aficionados viniendo al campo con las banderas y con las camisetas”.

Y es que, más allá de cualquier detalle o característica tangible, lo que hace especial a La Romareda es su gente. Una afición que ha evolucionado con los años, forzada por el momento deportivo del Real Zaragoza.

La Romareda.

“La afición del Zaragoza siempre ha sido muy pasional, acostumbrada a ver buen fútbol y grandes jugadores”, destacaba Manolo Nieves. También Aguado señalaba la exigencia de La Romareda: “Si a los 10 minutos veían que las cosas no habían ido bien, La Romareda te exigía y te ponían las pilas”.

Sin embargo, los tiempos han cambiado, camino de los 12 años en Segunda División. Lo que no ha cambiado es el amor por los colores. “Que vengan 20.000 personas estando durante tantos años en Segunda es meritorio. Ese sentimiento que hay hacia el club, hacia el equipo, en pocas ciudades está”, analiza Láinez.

“Todos los zaragocistas han vivido cosas especiales en La Romareda y yo creo que forma parte del Zaragoza y del sentimiento del zaragocismo”, añade Marcos Cuenca, quien no ha podido disfrutar de las grandes noches europeas.

Mural de Violeta en La Romareda.

Una despedida emocionante

Para todos ellos, el domingo será un día de grandes emociones, único y triste, en el que no descartan derramar algunas lágrimas. “El partido contra el Deportivo será muy especial, será el último que veremos como La Romareda, a pesar de que no está el Fondo Sur. Alguna lagrimilla echaremos, porque son muchos años, muchos partidos, muchas vivencias”, se sincera el eterno capitán Aguado.

“La Romareda es como mi segunda casa, es el sitio posiblemente donde he sido más feliz, donde mejores recuerdos tengo”, dice con emoción el excentral.

La Romareda.

“En cuanto acabe el partido dentro se va a romper algo. Es como cuando uno deja el colegio o la guardería y ya sabe que no la va a volver a pisar. Yo no voy a volver a pisar este estadio donde yo me he criado”, desvela en la misma línea César Láinez.

Marcos Cuenca, a pesar de su juventud, demuestra su emoción por despedir al campo. Y aunque reconoce que lo ideal habría sido hacerlo celebrando un ascenso, confía en que queda muy poco para volver.

Ojalá más pronto que tarde, el Real Zaragoza vuelva a su lugar en Primera División. Eso, el tiempo lo dirá, pero de lo que no hay duda es de que “La Romareda será La Romareda siempre”.