Zaragoza se enfrenta cada día a un problema cotidiano, pero no por ello menor: los excrementos caninos en la vía pública. Aunque muchos dueños de mascotas cumplen con su responsabilidad, una parte significativa sigue sin recoger las cacas de sus perros, generando un desafío constante para los servicios de limpieza municipales.
Según datos recientes del Ayuntamiento de Zaragoza, seis equipos específicos se encargan diariamente de localizar y retirar estos residuos orgánicos. En total, recogen una media de 510 excrementos de perro al día durante los días laborables. Si se suma también la actividad en fines de semana, la cifra anual asciende a unas 162.000 cacas recogidas en toda la ciudad.
Además del impacto visual y de salubridad, la dimensión física de este problema es sorprendente: unos 5.000 kilos de excrementos al año, solo contabilizando lo que recogen estos equipos especializados. Para visualizarlo, equivale (aproximadamente) al peso de un elefante.
Estos datos no incluyen los excrementos que son retirados de forma rutinaria por los barrenderos, barredoras mecánicas y otros dispositivos de limpieza viaria. Es decir, la cifra real podría ser considerablemente mayor, aunque es más difícil de cuantificar con precisión.
Multas
La ciudad invierte recursos y personal especializado para mantener las calles limpias, pero las autoridades insisten en que la solución definitiva pasa por la colaboración ciudadana. Por ello, el Consistorio ha lanzado en los últimos años diversas campañas de sensibilización, acompañado de sanciones de hasta 750 euros a quienes no recojan los excrementos de sus mascotas.
De hecho, con la última ordenanza de limpieza viaria y de gestión de residuos domésticos en Zaragoza, que entró en vigor el 23 de junio, ya se penaliza no solo no recoger las cacas de las mascotas, sino también el pipí.
Por eso, también se ha fomentado el uso de pequeñas botellas que los propietarios de mascota llevan para limpiar el pipí. Mezclando en partes iguales agua con vinagre, esta mezcla se aplicaría sobre la orina para diluirla y minimizar el mal olor y evitar que el orín penetre en aceras, paredes y materiales porosos del mobiliario urbano.
Un 'pequeño' problema
Aunque, si bien es cierto que todavía supone un 'pequeño' problema, en los últimos años la concienciación ciudadana se ha dejado notar. La cantidad de defecaciones que se limpiaban en 2023 de las aceras alcanzaba los 13.000 kilos y suponía un gasto de 500.000 euros anuales solo para este tipo de limpiezas. Ahora se recoge menos de la mitad.
Pero, el Ayuntamiento sigue luchando por alcanzar la mejor convivencia posible entre perros, dueños y ciudadanos, el Ayuntamiento prohibirá también que se suelten los perros en los parques y zonas verdes donde haya espacios de esparcimiento canino. Precisamente porque, entre otros motivos, la orina y los excrementos que se dejan en el césped de los parques tiene un precio a pagar.
Y es que tanto el pis como la caca de los animalitos pasa factura en las zonas verdes de la ciudad. O más bien, a las arcas públicas porque "cada metro cuadrado de tapete son unos 20 euros". Y, eso, multiplicado por los miles de metros cuadrados que albergan los parques de Zaragoza, supone un descuido "muy caro" que podría evitarse usando las zonas habilitadas para ello.