En una sociedad que avanza a ritmo de clics y pantallas, las personas mayores se enfrentan al desafío de no quedarse atrás. La digitalización, que promete facilitar la vida, a menudo se convierte en una barrera para quienes no crecieron entre dispositivos y aplicaciones. A esto se suman otras preocupaciones igualmente presentes: la necesidad de espacios de ocio adaptados, la accesibilidad de los entornos urbanos y el deseo de seguir participando activamente en la vida social sin sentirse excluidos por la edad.
Estas son algunas de las principales preocupaciones de las personas mayores una vez que llegan a esa deseada parte de la vida que es la jubilación. En Aragón, casi una de cada cuatro personas tiene más de 65 años, aunque su presencia es todavía más acuciante en zonas como Teruel, donde el envejecimiento de los vecinos y la despoblación amenaza con dejar los pueblos cada vez más vacíos.
Así se ha puesto de manifiesto en el último Observatorio Social de Personas Mayores de CCOO, que equipara el cuidado de las personas mayores como un cuarto pilar del Estado de Bienestar. Por ello, llama a los partidos a acordar un Pacto de Estado de cuidados, que, desde el punto de vista de Aragón, tenga en cuenta el envejecimiento en las zonas rurales.
Para ese Pacto de Estado, desde CCOO proponen incluir un paquete de cien medidas que se centra en el derecho a “ser cuidado de forma profesional”, sobre todo en aquellas situaciones de falta de autonomía personal, garantizando la asistencia integral adecuada y las condiciones laborales de los trabajadores.
Del mismo modo, desde la Federación de Pensionistas de CCOO también ponen el foco en la soledad no deseada, y en los 85.000 mayores de 65 años que viven solos en Aragón. Para ello, quieren crear una “red de radares” en el que se involucren, por ejemplo, comerciantes que vigilen si algún mayor ve cambiadas sus costumbres, hábitos o aspectos físicos.
“Vivir solo no significa que sea soledad no deseada, pero es un factor de riesgo para personas mayores. Pueden afectar asuntos como las condiciones de la vivienda o la situación económica”, ha resaltado Pilar Méndez, secretaria general de la Federación de Pensionistas de CCOO Aragón.
Igualmente, el avance de las nuevas tecnologías ahonda cada vez más en la brecha digital, y ya no se esconde el grave problema que supone para estas personas en un mundo totalmente conectado. “La pandemia fue la tormenta perfecta. No se pudo atender a las personas mayores. Hubo un absoluto colapso con ERE, prestaciones y desempleo. No estábamos preparados para lo digital y no había suficiente personal para atender todo eso. Y ese déficit de personas sigue existiendo”, ha apuntado Manuel Pina, líder de CCOO Aragón.
El futuro de las pensiones
Uno de los ejes sobre los que pivota el sistema son las pensiones, con un futuro en entredicho por su fragilidad y por su creciente volumen para las arcas públicas, en torno a 12.000 millones de euros cada mes. Una cantidad que puede tensionarse en los próximos años, cuando los nacidos en el ‘baby boom’ lleguen a la edad de jubilación.
No obstante, desde el sindicato insisten en que el mantenimiento del sistema es únicamente de “voluntad política”, porque, advierten, “no hay un sistema privado de pensiones que las puedan garantizar como el público”.
“Si hay algún momento de tensión, se tendrán que pagar con impuestos. De la caja de las pensiones se han pagado múltiples proyectos de los gobiernos, e incluso se ha exonerado de cuotas a la Seguridad Social con los ingresos que son para pensiones. Nos estaban detrayendo dinero. Se han hecho hospitales con el dinero de los pensionistas. Es un tema de voluntad política”, ha subrayado Juan Sepúlveda, responsable de la Federación de Pensionistas en CCOO.
